Diario de Noticias (Spain)

NI DÉMARE CONSUELA A BARDET

GIRO EL FRANCÉS, UNO DE LOS FAVORITOS, ABANDONA LA CARRERA POR ENFERMEDAD CAMINO DE CUNEO, DONDE TRIUNFA EL VELOCISTA GALO

- César Ortuzar NTM

PAMPLONA – Días atrás, el domingo, en el Passo Lanciano, a Mikel Landa le mordió la desgracia. El de Murgia se fue al suelo mientras subía después de que la rueda se clavara, atrancada, y la bici le despidiera hacia delante como de un toro mecánico. De aquello le quedó una zapatilla dañada. Cambió de calzado. En el descenso también se arañó en el asfalto. Años atrás, aquellas dos escenas hubiesen supuesto el abandono del murgiarra. Eso fue antes. Ahora, en el Giro, la bandera pirata de Landa ondea alto. En el Blockhaus su cotización subió enteros. El escalador desafió al resto y solo Carapaz y Bardet le sostuviero­n la mirada. El francés, campeón del Tour de los Alpes, mostró su mejor versión en la casa de piedra. Regresó a sus años felices. Bardet se sentía pletórico e incluso llevó a hombros a Dainese para que el velocista remontara a Gaviria en Reggio Emilia. Entonces, inopinadam­ente, el ocaso se cernió sobre el sol francés, cuarto en la general y uno de los opositores al trono del Giro, donde perdura Juanpe López por décimo día consecutiv­o. Iguala a Paco Galdos.

Bardet transitó del cielo al infierno en unas horas. Enfermó, según la versión de su equipo, camino de Génova. “Nos entristece confirmar que Romain Bardet ha abandonado el Giro. Después de enfermarse durante la etapa de ayer, su estado empeoró durante la noche y, a pesar de todos los esfuerzos, ya no está en condicione­s de continuar la carrera”. No encontró consuelo en la noche. Su estado de salud empeoró. En un día cualquiera, en una carretera anónima, triste y abatido, Bardet tuvo que abandonar la carrera italiana por problemas estomacale­s una vez comenzada la etapa. El calor, punzante, el mercurio próximo a los 30 grados, no ayudó a Bardet, débil y enfermo, tratando de buscar aire que le reconforta­ra el organismo. En otro tipo de jornada tal vez podría haberse camuflado en el anonimato. El puerto del comienzo le descubrió la fragilidad. El galo, con el rostro pálido, agobiado, y con las manos sobre el estómago, subió al coche de equipo. Salió. Dio un trago de agua y des

Decimoterc­era etapa

General pués la expulsó. Evidenció su malestar. Se montó de nuevo en uno de los vehículos y se fue del Giro en silencio, plegado en el sentimient­o de zozobra.

Al Giro de Italia se le caen los favoritos por problemas físicos. Ni la dureza que se le concede a la carrera con esas montañas pantagruél­icas ha tenido que intervenir. Al abandono

Corsa rosa,

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