NAVARRA PREMIA A GUILLERMO MÚGICA Y AL FORO GOGOA POR SU COMPROMISO CON LA PAZ
● Con motivo del Díainternacionaldela Paz, el Gobierno foral reconoce la labor de esta asociación civil de creyentes ● Chivite destaca la apuesta del Foro por el diálogo, para “dejaratráslaviolencia”
PAMPLONA – El Gobierno de Navarra reconoció ayer, en el Día Internacional de la Paz, la labor de Guillermo Múgica y del Foro Gogoa Cristianismo y Mundo Actual, del que es uno de los fundadores, por su compromiso en favor de la cultura de paz, del diálogo y del encuentro. El Foro Gogoa es una asociación civil, promovida por un grupo de mujeres y hombres creyentes, laicos en su mayoría, que pretende potenciar el diálogo Fe-cultura, siendo un punto de encuentro en el ámbito del pensamiento crítico social y religioso y organiza conferencias, debates y seminarios.
La asociación fue reconocida ayer por el Gobierno foral en un acto institucional celebrado ayer en Tudela, en el que la presidenta de Navarra, María Chivite, puso en valor el trabajo del Foro Gogoa y abogó por “dejar atrás, mediante la reflexión, el diálogo y la voluntad, los tiempos oscuros de división social y de violencia, que durante demasiados años distorsionaron nuestra realidad”.
A la cita acudieron el presidente del Parlamento de Navarra, Unai Hualde; el delegado del Gobierno, José Luis Arasti; el vicepresidente primero del Gobierno foral, Javier Remírez; y la consejera de Relaciones Ciudadanas, Ana Ollo, entre otros; además del alcalde de Tudela, Alejandro Toquero, y el filósofo Daniel Innerarity, premio Príncipe de Viana de la Cultura 2013 y encargado de hacer la laudatio del homenajeado.
Innerarity recalcó que Guillermo Múgica y el Foro Gogoa “son la misma cosa, el mismo espíritu”, basado en el “diálogo sereno en torno a los valores de la convivencia democrática”. Tras 25 años, el Foro se ha convertido, según Innerarity, “en un depósito de generosidad, compromiso, respeto, resistencia y servicio; en un espacio singular de comunicación en una Navarra donde todo se conjuraba para hacer imposible el diálogo”. El filósofo no dudó en destacar la “talla excepcional” de Guillermo Múgica, que aúna las capacidades de “discernir, aprender y cuidar”.
Precisamente, la presidenta Chivite destacó el papel de este sacerdote y teólogo pamplonés, que junto con el resto de compañeros y compañeras del Foro Gogoa, “fomentaron acercamientos plurales hacia la paz, en tiempos en los que no solo era difícil argumentar, sino que también llegó a ser peligroso”. “Gracias a esa labor y a la de muchas personas en nuestra sociedad, los tiempos de violencia, polarización y hegemonías que neutralizaban nuestra diversidad, de los que hablaba Innerarity, son cosa del pasado”, reconoció.
La presidenta subrayó el apoyo del Gobierno foral “a todas las víctimas, sin excepción, porque son tan plurales como el resto de la ciudadanía y es tarea de los representantes públicos hacerlas sujeto de derechos y no objetos de discursos”. Asimismo, apostó por una sociedad “de puentes, de gente que escucha y que tolera a los que piensan diferente”. “Hoy podemos mirar la realidad política y social de nuestra tierra de forma diferente, porque lo logramos; porque conseguimos la paz”, añadió.
En su defensa de la paz, Chivite recordó que “la cultura de la violencia no ha traído ni traerá nada bueno a nuestros países” y advirtió sobre los riesgos de legitimar “violencias pasadas, golpes de estado o luchas armadas”.
El Gobierno de Navarra entregó el galardón a Guillermo Múgica, y un diploma conmemorativo al presidente de Foro Gogoa, Jesús Miguel Pérez.
DÍA INTERNACIONAL DE LA PAZ El Gobierno de Navarra instauró este reconocimiento en torno al Día Internacional de la Paz en 2016, con el fin de reconocer a una persona o entidad por su notable trabajo en el campo de la paz y la convivencia.
En anteriores ediciones el reconocimiento recayó en el antropólogo forense Francisco Etxeberria en 2016, Federico Mayor Zaragoza, presidente de la Fundación Cultura de Paz en 2017, la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF) en 2018, Stasa Zajovic, activista serbia, feminista y pacifista, en 2019; o la asociación CEIPAZ, el pasado año.
Debido a las limitaciones provocadas por la pandemia, el año pasado el reconocimiento se hizo con aforo reducido en el Palacio de Navarra. La entrega del premio volvió en esta ocasión a Tudela, en un acto con más de setenta personas.
social, político, cultural, ético, espiritual o religioso). Hemos promovido que todas y todos pudieran tener su propia palabra y expresarla por supuesto en diálogo franco, respetuoso y, ¿por qué no decirlo?, verbalmente desarmado. Hemos procurado impulsar y colaborar en todo aquello que pudiera contribuir a un avance en reconocimiento recíproco, humanidad y justicia… Hoy el Gobierno de Navarra, a propuesta de la Consejería de Relaciones Ciudadanas y su Dirección General de Paz, Convivencia y Derechos Humanos premia nuestro desinteresado trabajo, reconociendo en él, de ese modo, una aportación efectiva, bien sabemos que modesta, a la convivencia y la paz. Sepan que esto nos hace felices, que lo consideramos un honor y que lo agradecemos de corazón. Y que hacemos extensivo este premio y partícipes del mismo a personas tan entrañablemente recordadas y significativas en el Foro Gogoa como Conchita Corera y Javier Pagola.
Permítanme que, a continuación, vaya concluyendo mi intervención, apuntando esquemática y telegráficamente, a modo de simbólico anticipo, unas pocas cuestiones –escojo cuatro entre otras– que, aunque ya han sido y son objeto de atención, la van a seguir demandando en el futuro. Se trata sobre todo de preguntas más que de afirmaciones. Paso a enunciarlas:
1ª.- Se apela con frecuencia a que estamos felizmente en “un tiempo nuevo” –en alusión a la desaparición de la violencia y la disolución de ETA–. Es cierto. Pero ¿no lo es también, y quizás con más exactitud, que vivimos más bien un tiempo marcado?: ¿Marcado por lo que ya no es (esto es, el golpe del 36, la dictadura y el franquismo, Eta,desviaciones y actos criminales por parte de aparatos del Estado…) y, marcado también, por lo que todavía no es (es decir, el reconocimiento pleno de todo lo sucedido, de sus efectos y sus víctimas,la memoria, justicia y reparación debidas, etcétera)? 2ª.- Transparencia y verdad ¿no son una vía, además de justa, sociopolíticamente más correcta y segura, y, a la postre, más constructiva para la convivencia y la paz que el oscurantismo y el secretismo?
3ª.- Socialmente ¿no tendríamos que distinguir con mayor sensibilidad y nitidez entre sufrientes y víctimas? Es constatable cómo en los conflictos violentos y que se alargan en el tiempo el sufrimiento tiende a expandirse. Y como bien advertía el sobreviviente del Exterminio nazi y Premio Nobel de la Paz Elie Wiesel: “no debemos hacer comparaciones en el dolor”. Es cierto. Por muchas razones los dolores no son comparables. Pero tampoco son equiparables. Y cuando hablamos o se trata de víctimas, no sólo tomamos en consideración su dolor, sino, muy especialmente, la injusticia del mismo y la grave violación y el quebranto de su dignidad humana.
4ª.- Y por último ¿no es cierto que en torno a la memoria nos aguardan importantes cuestiones pendientes, si lo que en verdad necesitamos y deseamos construir es una memoria colectiva? Son innegables la importancia, la necesidad y los frutos efectivos de la misma para la convivencia y la paz. Pero¿cómo cuidar que la memoria sea motor transformador en el presente y no mera política correcta, o nostalgia, o refugio? Y ¿es suficiente con reivindicar que la memoria sea integral? Y ¿cómo valorar y tratar el hecho de que se haga de la memoria un campo de batalla y del relato un arma de lucha? ¿Hacemos memoria y construímos los relatos desde los otros, desde las víctimas? ¿Es cierto, como aquí se ha escrito recientemente, que “Es el relato de lo sucedido lo que nos separa”? ¿Es lo primero, lo principal, lo único que nos separa, preguntaría yo más bien? Y ¿cómo tratar y transformar una memoria agria, ingrata y resentida, que sigue atándonos al pasado, en una memoria, aunque herida y dolorida, sin embargo sana, sosegada y liberadora? Se ha subrayado con acierto la negatividad del olvido. Pero ¿todo olvido es negativo? ¿No sería bueno, quizás, distinguir, con Paul Ricoeur, entre el nefasto “olvido de la huída” y lo que denomina “olvido activo del recuerdo”, que en modo alguno olvida lo acaecido, sino que lo rememora y busca los sentimientos negativos que ello generó para trabajarlos y liberar de los mismos? Y aceptado por razones obvias que los relatos son y serán plurales ¿no tendríamos que subrayar con mayor énfasis la que considero irrenunciable exigencia de unos mínimos compartidos en ellos? Y para terminar, siguiendo el consejo del profesor y buen pedagogojosé Antonio Marina ¿no podríamos tender a transformar en la medida de lo posible los conflictos en problemas e intentar resolverlos por la vía del diálogo? Seguro que ganaríamos todas y todos. Ganaríamos en paz y convivencia, convivencia y paz – que la relación entre ámbas es de ida y vuelta. ●
“Hemos procurado colaborar en todo aquello que pudiera contribuir a un avance en el reconocimiento recíproco, en la humanidad y la justicia”
“Cuando hablamos de víctimas, tomamos en consideración su dolor, la injusticia del mismo y la grave violación y el quebranto de su dignidad humana”