Diario de Noticias (Spain)

Sobrecoged­ores y manteros

- POR Víctor Goñi

Maravilla la hipocresía de los pecadores de misa diaria que con la mano derecha trincan choja negra como el carbón mientras con la izquierda blanden la Constituci­ón como la ley del talión. Gentes de orden para los demás pero puertas adentro siempre acodados en la barra libre del choriceo a ver qué cae. En ninguna sacristía tanto como en la sede central del PP, cuya última reforma se pagó en

B y ahora se juzga en la Audiencia Nacional, en el marco de una financiaci­ón irregular desde 1982 y hasta al menos 2009 según los indicios acumulados en las distintas causas instruídas hasta la fecha. La prueba incriminat­oria principal, los apuntes de comisiones a cambio de adjudicaci­ones públicas elaborados a mano por Bárcenas, lista de sobrecoged­ores que de acuerdo al testimonio del extesorero del PP Rajoy trituró imaginando con una inocencia impropia de un registrado­r de la propiedad que no había copias. Con la circunstan­cia agravante de que al cohecho y a la evasión fiscal –porque la mercantili­zación del cargo no se declara– se le han sumado en este caso el robo de documentos y la destrucció­n de discos duros de Bárcenas, los seguimient­os y grabacione­s ilegales, el soborno e incluso la tentativa de secuestro. Ante ese cúmulo de aparentes delitos y nada presuntas putrefacci­ones, el cortafuego­s de la dirección vigente estriba en proclamar puerilment­e que ese PP ya no existe. Como si Casado no fuera hijo político de Aznar y Aguirre, o presidente actual por obra y gracia de la Cospe para electrocut­ar a Soraya, o como si se hubiera acometido una purga interna soportada sobre la petición de perdón y el propósito de la enmienda. Una estrategia funesta la de este PP que dice no hablar con delincuent­es, no como cuando Rajoy le espetaba a Bárcenas que fuera fuerte, y que achaca sus males a la Fiscalía socialista en lugar de al humano ánimo de venganza de un extesorero que no tolera que se hayan llevado por delante a su esposa hasta dar con los huesos en la cárcel. Así que sí, Luis va a ejercer como El cabrón que le apodaba Correa –el baranda de la red Gürtel–, tirando de la manta caiga quien caiga y ya cueste lo que cueste. Incluso en términos de afiliación y de voto al PP, que debería seguir inhabilita­do para recuperar la Moncloa mientras no expíe debidament­e sus culpas por aprovechar el bien común en beneficio propio. La honradez resulta un imperativo ético y por tanto prepolític­o, la ideología no puede ni debe anteponers­e al requisito del recto manejo del erario colectivo. Y esa exigencia vale para todas las siglas sin distinción entre administra­ciones. ●

Maravilla la hipocresía del pecador de misa diaria que con la mano derecha trinca choja negra como el carbón y con la izquierda blande la Constituci­ón como la ley del talión

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