Diario de Noticias (Spain)

Aizpún, a pecho descubiert­o

La localidad, que ostenta la capitalida­d y es sede del ayuntamien­to del Valle de Goñi, alberga un patrimonio escaso: 20 habitantes, una 5ª parte del centenar que alcanzó en 1920. Mas su patrimonio civil y religioso es de gran valor

- Reportaje y fotografía de Manuel Sagüés Lacasa

La leyenda de Teodosio de Goñi, aunque titula mucho la memoria oral y escrita sobre el valle y, en concreto, en Aizpún con su hotel rural del mismo nombre, no entra en el ámbito de la historia real y tangible. Menos en las verdades de hoy, preñadas por la insalubrid­ad global.

La historia del caballero de Goñi se fraguó a finales de la alta Edad Media plagiando pasajes de obras clásicas y con la intención de elevarse en el escalafón social del Reino y Estado de Navarra. Sus autores fueron mandos de la iglesia católica. Destacó entre ellos fray Tomás de Burgui, que se apuntó a las habituales escenas caballeres­cas y piadosas y que cuajaron con fuerza durante los siglos XVII y XVIII. Leyenda que terminó de auparse entre el pueblo a través del romanticis­mo de la obras del siglo XIX, en especial en la de Amaya o los vascos en el siglo VIII, de Francisco Navarro y Villoslada.

El valle de Goñi está enmarcado por las dos grandes rutas jacobeas: Puente la Reina-estella por el sur, y Burdeos-astorga, por el norte. Esto, más su buena orientació­n y forma geomorfoló­gica (suave sinclinal) en torno a los 800 metros de altitud le convierten en uno de los valles con mejor calidad medioambie­ntal de Navarra. Como si fuera un pulmón invencible.

ARQUITECTU­RA CIVIL Y RELIGIOSA Aizpún cuenta con un patrimonio humano pequeño, más su peso cultural adquiere gran importanci­a y singularid­ad. Su caserío sigue modelos del siglo XVI, como lo muestra el sello de entrada de cada vivienda: portalones de medio punto con talludas dovelas.

La parroquia de San Andrés chulea todavía sus buenos cimientos y obra a pesar de que su data le remonta hasta comienzos del siglo XIII. Destaca en ella el ábside semicircul­ar de estilo románico y la cubierta cistercien­se, que anuncia con su modo de medio cañón apuntado la senda ascendente hacia el Gótico. Su perla más fina es su portada ojival, situada en el segundo tramo del lado de la epístola del templo. Luce tres arquivolta­s cóncavas con pequeños baquetones y, en la exterior, la decoración está compuesta por una serie de curiosos pétalos de cuatro hojas. La torre, como pocas existen en

Navarra, abarca toda la anchura de la nave, apoyándose en fornidos contrafuer­tes.

A Aizpún también se le podría conocer como el pueblo de las tres torres. La de San Andrés y otras dos fábricas situadas en lugares cercanos y opuestos a la primera.

En el extremo del amplio espacio del frente de la iglesia y de la plaza libre de pelota se halla la más antigua de ellas. Es un torreón palaciego de gran valor por su singular belleza. Una atalaya medieval que fue reconstrui­da en el siglo XVI. Su estructura la componen dos cuerpos y un ático levantados en sillarejo. La mirada se centra al instante en una bellísima ventana de doble arquillo apuntado que contiene sendos pares de lóbulos. El vano queda enmarcado con elegancia por una moldura de baquetones y un remate angular. Completan su ornato una serie de tondos y figuras geométrica­s. El linaje familiar de esta casa, conocida por Don Pedrorena, se remonta hasta en 18 generacion­es. Es la vivienda de renteriana Lourdes y de José, quien conserva la titularida­d como descendien­te directo del lugar.

La segunda de las torres nos traslada en su origen hasta el siglo XV. Está perfectame­nte habilitada como vivienda de la familia Osés; gente del lugar también conocida por poseer en una dependenci­a cercana una sensaciona­l colección de tractores de distintas épocas.

La casa del ayuntamien­to y su aledaño hotel rural Teodosio de Goñi, componen un gran bloque a pie de la carretera. El hotel está regentado desde el pasado mes de septiembre por dos jóvenes emprendedo­res formados en la Basque Culinary Center de San Sebastián: Ibai Arrondo Lagraya, navarro de Villafranc­a, y Anna Ylla-català, de Vic (Barcelona).

Además, Aizpún ofrece su impresiona­nte espacio natural para recorrerlo e impregnars­e de fresca desnudez y paz: de pura vida. El término, todo el Valle de Goñi y su norteña diaclasa de Ollo, también descubren su torso al aire para poder adentrarse en el corazón de Navarra; allí mismo, a través de rutas por cavernas y cascadas de agua cristalina. Lugares de esencias para compartir y disfrutar. Para cuanto antes, son parajes perfectos para volverse a abrazar a estímulos libres, sin miedo. Para que el joven coraje del emprendimi­ento halle su merecida recompensa. Aizpún, sereno, pero a pecho descubiert­o, siempre gana la batalla al tiempo. No es una leyenda interesada; es una historia y unas labores contratada­s; una realidad vestida de marengo que, enseguida se calzará un terno verde primavera y esperanza. ●

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La pelotazale plaza libre airea Aizpún, parapetand­o la robusta iglesia de San Andrés y dando paso al caserío. En último término aparece el hotel rural ‘Teodosio de Goñi’.
 ??  ?? Anna Ylla regenta el hotel rural Teodosio de Goñi.
Anna Ylla regenta el hotel rural Teodosio de Goñi.
 ??  ?? Singular torre medieval reformada en el siglo XVI.
Singular torre medieval reformada en el siglo XVI.

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