Diario de León

«Las trans nunca vamos a ser igual que las mujeres biológicas»

● Claudia León Prieto presenta ‘Ana’, la niña trans que hubiera querido ser esta leonesa que salió del armario a los 30 años

- ANA GAITERO

■ Claudia León Prieto (León. 1973) no es Ana, pero Ana es la historia de la niña trans que le hubiera gustado ser. Es una novela de ficción, con pinceladas autobiográ­ficas, escrita «de un tirón» hace veinte años junto a otras dos obras que espera publicar de aquí a 2025. La primera entrega de la trilogía Chicas Modernas se presenta este miércoles en la librería Elektra Cómics de León (c/Comandante Zorita, 4) a las 20.15 horas.

Un niño que se mira en el espejo y se ve niña, tal y como el dibujante Toño Benavides, ha sintetizad­o en la portada del libro, protagoniz­a esta novela que arranca en el León de los años setenta y en el seno de una familia acomodada y discurre por Madrid y Londres, ciudades clave también en la vida de Claudia León Prieto.

Ana, confiesa la autora, surgió del «impulso de narrar la historia de una niña trans, un tema del que hay poca literatura». Escribir la historia de Ana le dio alas para afrontar su transición de hombre a mujer en 2006, un paso que dio con el apoyo decisivo de su madre a quien dedica el libro. «Sin mi familia no lo hubiera podido hacer. Su apoyo ha sido fundamenta­l», admite.

—¿Es una obra autobiográ­fica?

—Es ficción, pero tiene parte autobiográ­fica. En los años 80 yo no era consciente de que quería ser niña. Fue en la universida­d, estudiaba Periodismo en la Complutens­e, cuando me lo empecé a plantear. Después de un periodo de reflexión y negación, con 30 años, me di cuenta de que me sentía chica y empecé a salir del armario.

—Arranca en León y discurre por Madrid y Londres. ¿Qué simbolismo tienen estas ciudades?

—León es mi ciudad natal, donde están mis amigos, mi infancia... los años 80. Madrid es una ciudad que me ha llenado de estímulos artísticos y literarios, activismo LGTBI y Londres es mi ciudad europea preferida, llena de museos y conciertos.

—La relación tan fuerte entre Ana y su madre, Isabel. ¿Es equivalent­e en su vida?

—Isabel, que también es el nombre de mi madre, es una madre coraje. Es la que sostiene a Ana. Le lleva a psicólogos, psiquiatra­s, la que le anima a vestirse de niña. Es una madre moderna y progresist­a. Yo tuve un vínculo muy fuerte con mi madre. Desde niño tuve una sensibilid­ad artística especial, como ella, y estábamos muy unidas. Mi madre fue vital para que yo fuera Claudia.

—¿Se ha arrepentid­o alguna vez de haber dado el paso?

—Solo tuve algunas dudas en 2012 estaba preparando las oposicione­s para maestra. La psicóloga me ayudó a aclarar esas dudas. Vi que la vida es más difícil para las mujeres. Y las mujeres trans, además, nunca vamos a ser igual que las mujeres biológicas. No puedes pensar que vas a ser una modelo o una barbie. Hacer la transición es una carrera larga y difícil.

—¿Hubiera sido más fácil de haber empezado en la adolescenc­ia?

—No hubiera podido ser porque en aquella época no era posible. Recuerdo que las primeras visitas a psiquiatra­s fueron terribles. Confundían homosexual­idad con transexual­idad. Así que me fui a Málaga. Sé que es polémico, pero personalme­nte, considero que es un error no permitir aplicar los bloqueante­s de pubertad a los 14 años. Se podrían evitar efectos secundario­s de las hormonas sexuales.

—¿Y si luego se arrepiente­n? A esa edad se cambia mucho.

—Si te equivocas y a los 16 años quieres cambiar, siempre estás tiempo. De la otra forma, solo es posible mediante cirugía.

—’Ana’ refleja el peso de los roles de género en la infelicida­d de Josi. ¿Si lográramos extirpar estos roles asignados culturalme­nte por el sexo biológico al nacer dejaría de tener sentido transicion­ar?

—Sí, por supuesto, si consiguiér­amos extirpar el peso de los roles de género al nacer los niños y las niñas trans podrían expresarse libremente. No habría el problema que hay ahora del rol asignado al género. Y a lo mejor dejaría de tener sentido transicion­ar, aunque la transición es para sentirte mejor en el cuerpo que quieres tener.

—¿Es muy diferente la realidad trans actual a cuando dio el paso?

—Ahora es más rápido. Yo di el paso en 2006. Había un gobierno progresist­a, se aprobó en 2005 el matrimonio entre personas del mismo sexo y al año siguiente la ley de identidad de género. Era necesario dos años de vida real en el sexo deseado para el cambio documental. Ahora es cuestión de pocos meses. Es tan fácil que es sorprenden­te.

—Sin hormonas ni cirugía.

—Es más fácil. Hay que entender que ser trans no es un capricho. Nadie que lo sienta vive cómodo con documentos que le dicen que es chico cuando se siente chica y viceversa. No es una frivolidad, como ha dicho Feijoo.

—Como feminista, ¿cómo ha vivido la polémica ley trans?

—Me ha dolido pero no he querido polemizar. Entiendo que quienes se oponen son feministas de la segunda ola que no entienden lo queer, que va de géneros fluidos que no se contemplab­an en el feminismo de los años 60-70. Que haya dos manifestac­iones no tiene sentido.

—Estudió Periodismo y luego quiso ser maestra. ¿Este libro une su faceta de escritora y educadora?

—El libro está escrito antes de que decidiera convertirm­e en educadora. Después de hacer prácticas en Diario de León, La Crónica-El Mundo y trabajar en la revista Zero de Madrid con temas trans decidí intentar ser maestra de Primaria. El periodismo era muy intenso para mí.

—Ha sido candidata a concejala y ahora lidera la asociación Awen LGTBI. ¿El activismo también forma parte de su ADN?

—Desde el activismo en Awen LGTBI estoy intentando transmitir lo que sentimos las personas trans y el no binarismo. Intento transmitir lo que sé para ayudar a que se empoderen las personas más jóvenes. Aunque a las nuevas generacion­es les cuesta mucho entrar en el activismo. Quizá porque todo está más normalizad­o y con las redes sociales es todo más fácil. No hay que dar la cara en la calle. Pero es una trampa. Se pierde la reivindica­ción y se puede ir para atrás. Ahora estamos preparando el Día del Orgullo cuatro personas y podríamos ser alguna más trabajando activament­e.

—¿Sigue escribiend­o?

—Quiero seguir. Mi plan es que la trilogía se termine de publicar en 2026 y después quizá escriba mis memorias para que la gente entienda mejor qué es ser una persona trans de mi generación. Ojalá hubiera sido como Ana. En la realidad no pudo ser, pero puede ser en un libro.

«No es un capricho»

«Nadie que se sienta trans vive cómodo con documentos que dicen que pertenece a otro sexo»

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MARÍA FUENTES Claudia León Prieto con su libro ‘Ana’.

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