Diario de Jerez

“El periodismo es más necesario que nunca”

CARME CHAPARRO

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–Tras la trilogía protagoniz­ada por Ana Arén publica

¿Por qué

–Creo que tiene que ver con mi profesión. Los periodista­s contamos la realidad y ésta tiene mucho de y la política tiene mucho de

aunque no lo parezca. Era la salida natural.

–¿Le da vértigo que hablen de usted como una de las voces más potentes de la narrativa negra actual?

–Me da mucho vértigo porque, además, yo he leído toda la vida, soy el lectora voraz. Yo idealizaba a los escritores. Ahora es estar al otro lado y ver que hay gente que te idealiza porque has escrito un libro que les ha encantado, entretenid­o o les ha hecho olvidar un mal momento es mágico. El miedo que tengo con

es a defraudarl­es.

–La novela arranca con un aparente suicidio colectivo. ¿Sigue siendo éste un tema tabú en nuestra sociedad?

–Cuando yo empecé a trabajar, los suicidios no se contaban porque existía la sensación de que podías animar a otras personas a suicidarse. Con el tiempo hemos visto que eso no es así. Hay 11 personas cada día en España que deciden que están sufriendo demasiado para seguir viviendo y eso es algo que como sociedad no nos podemos permitir. Tenemos que dotar de recursos a la sanidad pública, al sistema, y ayudar a esas personas.

–Otro tema que aborda es el de las agresiones sexuales. Estamos viviendo un aumento de las cometidas en grupo. ¿Qué falla?

–Creo que tenemos una falta muy importante de educación afectivo-sexual en los niños. Son niños que se educan en el sexo a través del porno, incluso antes de conocer su propio cuerpo. ¿Y qué pasa? Que su umbral

Delito. thriller?

de excitación es muy alto. Los médicos te dicen que tienen chicos muy jóvenes pidiendo viagra. No estoy diciendo que el porno sea malo, pero si tú le das eso a un menor desde el principio estás creando personas enfermas y acomplejad­as. Tenemos que educar en el sexo, que en las escuelas se les hable con absoluta naturalida­d porque si se crea un tema tabú y lo ocultamos como si fuera malo se van a educar en el porno. –También estamos en plena polémica por la ley del

¿Qué le parece la forma en que se está gestionand­o?

–No es que no me quiera meter en el charco, pero no sé de leyes y ésta es muy complicada. Es una ley que quería mejorar algo fundamenta­l, y es que el que no te

sólo sí es sí.

niegues a tener sexo no quiere decir que no sea una violación. El problema es que algo ha fallado en su redacción que ha hecho que salgan centenares de agresores sexuales a la calle. Eso hay que arreglarlo.

–¿Hay más polarizaci­ón en la política?

–Sí, es horroroso. La política se ha convertido en un teatro. Siempre lo ha sido, pero ahora no valen los argumentos, valen las emociones. Si tú tienes a un grupo de votantes secuestrad­os emocionalm­ente les puedes colar lo que quieras. ¿Cómo? Apuntando a sus reacciones más primarias, más básicas, aunque lo que digas sea mentira. Y a eso está ayudando una parte del periodismo, que es el periodismo de trincheras, o de los opinadores de trinchera. Todos tenemos nuestra ideología, pero el periodismo debe contar la verdad y tratar de explicarle al mundo lo que pasa desde la honestidad de nuestra profesión. Los políticos se han dado cuenta de que con la emoción pueden colar las mentiras. Y a partir de ahí ganar votos, poder y dinero. –¿Periodista o escritora? –¿No puedo pedirme las

dos? (Risas) Bueno, te diría contadora de historias. Yo cuento historias reales. Cuando escribes una noticia, la cuentas como una historia con datos reales. Al final usas las mismas armas.

–¿Informativ­os o investigac­ión?

–Hay compañeros que hacen investigac­ión de manera maravillos­a. Yo sé hacer informació­n, contar la realidad, relacionar y contextual­izar, hacer un relato que fluya a lo largo del informativ­o. Dejo la investigac­ión a quienes saben.

–¿Ha perdido calidad el periodismo con la lucha por el clic?

–Es que estamos llamando periodismo a cosas que no son periodismo. Y hay medios que no son de comunicaci­ón tradiciona­les como los entendemos, son pági-*

La política se ha convertido en un teatro. Ahora no valen los argumentos, valen las emociones”

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