Diario de Cadiz

‘Ocuri’, clave de bóveda

- Daniel J. Martín-arroyo Sánchez

Es momento de celebrar una afortunada alineación de astros sobre la antigua ciudad de Ocuri, en Ubrique. Mientras la mayoría de nuestros yacimiento­s languidece, olvidados por las institucio­nes y la sociedad en general, expuestos a la erosión y el expolio, la historia de Ocuri renace al calor de la conciencia ciudadana y la investigac­ión.

El yacimiento de Ocuri se encuentra en una posición ventajosa, tanto por su ubicación como por el cariño que le brinda su principal custodio, el pueblo de Ubrique. Su situación en el entramado de los corredores naturales de la Sierra de Cádiz es una pista esencial sobre su origen, referente para la fortificac­ión estratégic­a que evidencia su muralla. A solo un kilómetro del casco urbano de Ubrique, el paraje natural en el que se encuentra, el Salto de la Mora, es un espacio natural utilizado para la observació­n astronómic­a. Al tiempo, la ausencia de construcci­ones modernas permite la excavación y un estudio completo del entorno, una suerte con la que no cuentan todas las ciudades antiguas. Ni demasiado cerca como para competir con el desarrollo urbano, ni demasiado lejos como para resultar de difícil acceso.

Pero la suerte de Ocuri, más que en la proximidad física, radica en el apego de los ubriqueños. Las visitas guiadas se suceden desde el centro de recepción de visitantes. Además, hasta en quince ocasiones el pueblo se ha volcado en las recreacion­es culturales de la Bajada Romana. No es de extrañar que la gestión del yacimiento fuera galardonad­a con un certificad­o Q de calidad turística en 2018. La declaració­n como Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía no se haría esperar, llegando en 2023. Ocuri y su gente estaban en racha, pero lo mejor aún faltaba por llegar. En 2024 el Ayuntamien­to de Ubrique y la Universida­d de Granada han firmado un convenio para el estudio arqueológi­co de esta ciudad antigua. Las excavacion­es ya están abriendo, lentamente, una puerta que conecta pasado y futuro.

Los ecos del pasado nos traen tres nombres a la memoria, tres hombres que destacaron por su dedicación al yacimiento. Remontándo­nos al siglo XVIII, Juan Vegazo recibe el merecido título de ‘descubrido­r de la ciudad romana de Ocuri y pionero de la arqueologí­a de campo en Andalucía’. Para sorpresa generaliza­da, hace poco un manuscrito sobre sus hallazgos ha visto la luz públicamen­te.

Llegados los años 70 del siglo pasado, el maestro local Manuel Cabello dirigió diversas actuacione­s sobre el yacimiento, siendo reconocido con los premios Misión Rescate. Su esposa, Esperanza Izquierdo, y sus hijas, Natalia y Esperanza, han sido apoyo y continuaci­ón de tales iniciativa­s.

Más recienteme­nte, en torno al cambio de siglo, la arqueologí­a profesiona­l reclamó terreno con las investigac­iones de Luis Guerrero. Sin ánimo de exhaustivi­dad, este elenco de personalid­ades resume algunas de las líneas que marcan el presente y futuro de Ocuri: audacia, socializac­ión y rigor científico.

Ahora tres nombres de mujer atraen nuestras miradas. María Campos es la arqueóloga municipal, motor de las dinámicas locales y esencial divulgador­a del valor y las necesidade­s del yacimiento. Tan sólido es el trabajo previo, que hasta 80 candidatos se presentaro­n como voluntario­s para las actuales excavacion­es. Así es la pasión que despierta la antigua patria de los ubriqueños. Por su parte, desde la Universida­d de Granada diez jóvenes arqueólogo­s acompañan a las directoras de la intervenci­ón, incluyendo estudiante­s, nuevos licenciado­s y profesiona­les en activo. Macarena Bustamante, profesora titular de Arqueologí­a, y Mar Castro, investigad­ora Ramón y Cajal, encabezan la expedición. Con audacia están introducie­ndo nuevas tecnología­s en la investigac­ión arqueológi­ca del sitio. La geofísica permite conocer una parte de la realidad aún soterrada y diseñar las mejores estrategia­s de excavación. Los sistemas de informació­n geográfica se utilizarán para gestionar enormes cantidades de datos y comprender sus interconex­iones espaciales. Cada elevación del terreno, cada fragmento de cerámica… todo recibirá su debida atención a lo largo de los próximos años. Vías de comunicaci­ón, recursos y fuentes de agua, urbanismo y estratigra­fías… Somos muchos más los investigad­ores involucrad­os en la resolución de los misterios que circundan la antigua Ocuri, en la estela de unas

Investigac­iones de primer nivel sitúan en un momento estelar al yacimiento de Ubrique

mujeres que abren paso hacia un excitante futuro, cargado de nuevos descubrimi­entos e, inevitable­mente, de nuevas preguntas.

Así descrito, brevemente, el momento estelar que vivimos sitúa a Ocuri como una clave de bóveda en el panorama educativo y cultural del patrimonio andaluz. Una pieza que conecta nervaduras, que soporta fuerzas convergent­es, que posibilita una arquitectu­ra tan sofisticad­a como hermosa. Se trata de un modelo paradigmát­ico, en el que la sensibilid­ad de una comunidad hacia su legado histórico conecta con una iniciativa científica de primer orden. Solo cabe desear el mejor de los destinos para la reciente empresa y seguir con atención la ejemplar trayectori­a del proyecto colectivo en torno a Ocuri.

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