“Siempre trato de contar vidas”
Eduardo Formanti rinde su particular homenaje a la novela negra en su última obra, ‘Tendrás tu día’ La novela –dice– tiene que ser algo más que una mera historia lineal
Cuando era joven, Eduardo Formanti se acercaba a la cafetería Napoleón, donde se reunía la tertulia Río Arillo, para aprender el oficio de ese círculo literario que por entonces modelaba la cultura isleña. Todavía se acuerda de esos buenos tiempos. Escribir siempre le gustó. Tenía ganas, entusiasmo y mucha imaginación, “pero necesitaba de gente que me orientara, que me enseñara el oficio, que explicara cómo podía desarrollar esas historias”. Y ahí empezó todo. Primero con sus cuentos y relatos y luego con la novela. También, con un largo listado de premios y reconocimientos que fueron llegando con el tiempo.
Por en medio se coló uno de sus libros más conocidos, San Fernando secreto, una obra bastante peculiar a la que llegó prácticamente por azar y que, sin embargo, a la postre resultó ser una de sus experiencias literarias más gratificantes. Y no solo por las ventas. La obra funcionó estupendamente e, incluso, llegó a presentarse en ciudades de toda España con muy buena agocida. Incluso en la ciudad portuguesa de Oporto, “que es algo que poca gente sabe”. Además, la obra –esa visión literaria que surge de un paseo por La Isla en la que el escritor va narrando sus emociones– le dejó huella como escritor. “Estoy muy contento con ese libro, me ha deparado muchas satisfacciones”, afirma Formanti, que asegura que hay material y anécdotas de sobra para afrontar una segunda entrega. Quizás algún día.
Ahora está en otra historia . Acaba de publicar una nueva novela, Tendrás tu día (ediciones En Huida). Hace apenas una semana que se presentó en San Fernando, en las instalaciones municipales del centro de congresos. A Formanti, lo admite, no le gusta quedarse quieto ni encasillarse en un género sino plantearse nuevos retos en su quehacer literario. “Como decía, Faulkner, tengo que competir conmigo mismo”, apunta. Por eso ahora se ha adentrado en uno de los género más especiales: la novela negra. Y con todos sus avíos, asesinatos y pareja de la Guardia Civil incluidas que intentan sortear las dificultades que le salen al paso para descubrir al asesino.
Aunque, claro, viniendo de la mano de Formanti cabe esperarse que sea una novela negra un tanto especial, una suerte de traje del que se reviste el autor para hacer lo que siempre hace: narrar la complejidad del alma humana.
“La novela negra es un género muy especial, con unos cánones muy cerrados. Tratas de utilizar esas reglas pero llevándotelas a tu terreno para no perder tu voz y para escribir sobre lo que quieres, sobre la condición humana que –si me permite la cursilería– es mi universo literario”, explica Formanti.
“Creo que la novela tiene que ser algo más que contar una historia lineal. Yo trato de contar vidas, que el lector vea en las páginas personas de carne y hueso, no arquetipos, que la vida vaya fluyendo durante la narración”, advierte al hablar de su obra. De ahí esos personajes poliédricos, trabajados: “No hay ni buenos ni malos”.
Los escenarios escogidos para la acción tienen también un gran peso para Eduardo Formanti. Son, por lo general, parte de su propia experiencia, de los lugares que ha visitado, donde ha estado. En este caso, se traslada a los pueblos extremeños cercanos a Andalucía: Calera de León, el monasterio de Tentudía... Localizarla en pequeños pueblos es también –señala– una suerte de homenaje al origen de la novela negra en España, que vino de la mano de García Pavón.