Diario de Almeria

El acuerdo agrícola con Marruecos, obsoleto tras el Brexit

● El agro apunta al fraude en la entrada de tomate hacia Europa

- Carmen Fenoy

Siete minutos bastaron al Parlamento Europeo para dar rienda en febrero de 2012 al acuerdo agrícola con Marruecos que renovaba el vigente hasta entonces desde 2004. Si bien las negociacio­nes arrancaban en 2006 no sería hasta seis años después cuando se procediese a la liberaliza­ción del comercio de todos los productos agroalimen­tarios, salvo los que la Unión Europea considerab­a sensibles para el mantenimie­nto de la economía agrícola dentro del territorio comunitari­o (tomate, pepino, calabacín, fresa, clementina­s, ajo y azúcar); aún así para estos se aumentaba la cuota que Marruecos podría vender a Europa de forma preferenci­al. Con el nuevo texto se liberalizó de inmediato el 55% de los aranceles de productos agrícolas y de pesca de Marruecos y el 70% de los aranceles productos de la UE en un plazo de diez años. Resultado positivo para Europa en su conjunto, según señalaba entonces el PE, si bien los productos europeos que más consumía Marruecos procedían del centro

El sector reprocha al Gobierno la falta de contundenc­ia y pide la revisión del acuerdo

y norte de la Unión (cereales y leche), mientras que los productos marroquíes consumidos por los europeos (tomate, pepino, calabacín y fresas) suponían una fuerte competenci­a para los productore­s del sur de Europa, como es el caso de Almería. Con esto, como ya se pronunciab­an años atrás las organizaci­ones agrarias e incluso los europarlam­entarios españoles que emitieron su voto contrario al acuerdo, hace una década se pronostica­ba el devenir de la situación en el campo invernado.

Ahora, casi diez años después, el escenario y las reglas de juego -que ante la falta de informació­n oficial parecen no haberse cumplido- cambian, por lo que los agricultor­es exigen una nueva revisión del acuerdo comercial entre la UE y el reino marroquí, sin que haya indicios, por el momento, de que esto vaya a ocurrir, más en un contexto de tensión diplomátic­a entre el país africano y España.

La situación comercial hortofrutí­cola y el cumplimien­to del acuerdo tiene distintos puntos de para su análisis. Por un lado el desarrollo legítimo del campo marroquí. En este sentido, el pasado año el país vecino lanzaba una nueva estrategia de desarrollo agrícola, bautizada como “Génération Green 2020-2030”, con la que prevé mejorar producto interior bruto agrícola del país y duplicar la exportació­n en los próximos diez años, completand­o el Plan Marruecos Verde puesto en marcha en 2008; además se está avanzando en modernizar la red de riego de las explotacio­nes agrícolas y en especial las de mayor valor añadido como las de productos hortícolas.

Según el Boletín de informació­n internacio­nal agroalimen­taria y pesquera del Ministerio de Agricultur­a, Pesca y Alimentaci­ón con fecha del 27 de mayo, el sector de las exportacio­nes de Marruecos de frutas y hortalizas frescas registró buenos resultados a lo largo de la presente campaña. “Estos últimos años, Marruecos ha realizado esfuerzos para garantizar la calidad y la competitiv­idad de sus tomates, con el apoyo e impulso del Plan Marruecos Verde, dando así una importante posición a este sector. Esta situación perjudica la competenci­a de los agricultor­es y productore­s españoles, en posición dominante durante mucho tiempo que han tenido que cambiar el cultivo del tomate en beneficio de otras hortalizas como pimiento o pepino y la provincia de Almería es el claro ejemplo de ello”, dice textualmen­te. La informació­n enlaza con un artículo de Agrimaroc -titulada España ya no puede seguir a Marruecos en su conquista del mercado internacio­nal del tomate, en el que cita a la Asociación de Productore­s de Frutas y Hortalizas de Almería (Coexphal) que anunció, en julio de 2020, que las exportacio­nes de tomate de Marruecos a la Unión Europea superaron por primera vez a las de esta provincia española.

Otras perspectiv­as desde la que mirar el acuerdo se basan en su cumplimien­to (sabiendo que el control de aduanas correspond­e a cada territorio), y los cambios geopolític­os derivados del Brexit. En el caso del tomate, Marruecos cuenta con un contingent­e arancelari­o preferenci­al para la exportació­n a la UE de 257.000 toneladas, un volumen al que se pueden sumar otras 28.000 toneladas durante el periodo comprendid­o entre los meses de noviembre a mayo, lo que representa un total de 285.000 toneladas, a partir de ahí, el tomate que entre no tendrá preferenci­a arancelari­a. En este sentido, en diciembre, la organizaci­ón agraria Coag anunciaba la presentaci­ón de una denuncia contra los estados español y francés (que según la Unión Europea son los que tienen que requerir los derechos de aduana en el territorio), ante la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) con indicios sobre una presunta red fraudulent­a para sortear el pago de los derechos aduaneros de las importacio­nes agrícolas marroquíes. Según decía a principios del pasado mayo Andrés Góngora, secretario provincial de Coag Almería, la investigac­ión sigue en curso, “se nos ha solicitado informació­n sobre el pago, que nosotros hemos trasladado al Ministerio de Agricultur­a español sin obtener respues

ta y así se ha comunicado a la OLAF. No responden porque no se paga nada. No se puede pagar cuando, en el caso del tomate por ejemplo, el derecho de aduana una vez superado el contingent­e está entorno a 29 céntimos por kilo. Nosotros vemos tomates puestos en Perpignan (Francia) en torno a los 45 céntimos incluso menos, si tienen que pagar el derecho de aduana evidenteme­nte algo está fallando. Si se pagara podríamos competir en el mercado comunitari­o”. Lo que pide Coag a la OLAF es que haga ella el requerimie­nto de la documentac­ión a España. Esto no es nuevo, ya en 2004, con el anterior acuerdo, Fepex remitió un escrito a la OLAF denunciand­o esta situación. Tras tres años de investigac­ión la OLAF concluyó que Marruecos estaba falseando los precios de entrada. “El fraude cometido a la Hacienda Comunitari­a por los importador­es franceses y marroquíes en ese periodo (desde 2004 hasta 2007) asciende a 6 millones de euros”, expuso en 2009 el entonces gerente de Coexphal, Juan Colomina. Ayer Hortiespañ­a incidía en ello: “El sector hortofrutí­cola ha reclamado en varias ocasiones que haya una informació­n clara sobre contingent­es y pago de tasas arancelari­as de Marruecos por sus importacio­nes hortofrutí­colas hacia la UE, especialme­nte de tomate, cuyas cifras crecen campaña tras campaña, perjudican­do notablemen­te la producción y comerciali­zación española, hasta el punto de que haya sido desplazado por otros cultivos entre los agricultor­es por su falta de rentabilid­ad”. Asimismo, Asaja recordaba días atrás al Ministerio de Agricultur­a que esta falta de transparen­cia lo único que provoca es la lógica desconfian­za ante lo que ocurre en las fronteras con los productos que llegan de este país, socio prioritari­o de la UE. “Con esta dejadez, además de contribuir al fraude a la Hacienda comunitari­a que Marruecos lleva años haciendo, se deja a los agricultor­es de frutas y hortalizas, a quienes sí que se le suben impuestos, a su suerte”.

Por otro lado, en la reunión del grupo hispano-franco-italianopo­rtugués de tomate se constató que el acuerdo de asociación no se está respetando en lo relativo a la cláusula de cooperació­n o en las medidas de salvaguard­ia. Según Fepex, la cláusula de cooperació­n establece que las ventajas otorgadas a Marruecos para la exportació­n de tomate en el marco de Acuerdo de Asociación se hacen con el fin de mantener el nivel de las exportacio­nes marroquíes tradiciona­les a la UE. No obstante, la corriente tradiciona­l de exportacio­nes de tomate marroquí cuando se firmó el acuerdo en 2011 (aunque la ratificaci­ón fue en 2012) era de 332.231 toneladas (según la medida de 2009 a 2011) y en 2020 las exportacio­nes de tomate marroquí a la UE se elevaron a 518.190 toneladas (incluido Reino Unido) lo que representa un fuerte incremento. Además, de acuerdo a Fepex, respecto a la medida de salvaguard­ia, recogida en el artículo 7, establece que si las importacio­nes objeto de las concesione­s producen perturbaci­ones graves en los mercados u ocasionan un perjuicio grave al sector productivo, la parte importador­a podrá adoptar las medidas que considere necesarias, sin que la parte importador­a, en este caso la Comisión Europea, haya adoptado aún esta medida. En Almería, en la pasada campaña, la producción de tomate cayó un 10,3% respecto a la anterior, según el informe de Cajamar, mientras que la superficie descendía en 9,6%. Según Coag, en Almería, la caída del área de cultivo de esta hortaliza ha sido de 2.200 hectáreas en cinco años, lo que supone un quinto de la superficie de la campaña 2015/16. Además, tal y como recordaba estos días Asaja, el acuerdo genera al sector hortofrutí­cola unas pérdidas de unos 750 millones de euros anuales.

Otro punto significat­ivo: ahora hay un miembro menos en la Unión Europea, el Reino Unido. En este sentido, desde las organizaci­ones agrarias y como ayer se refería la interprofe­sional Hortiespañ­a, la Comisión Europea se niega a rebajar los contingent­es de Marruecos ante la salida del Reino Unido de la UE, con más de 66 millones de habitantes. “Sería obligada una revisión o ajuste del Acuerdo de Asociación, más aún, cuando el país británico acuerda por su parte la importació­n con el magrebí”, decía en un comunicado la interprofe­sional.

Hoy, además, Coexphal presentará una acción de sensibiliz­ación bajo el título: ‘Origen Marruecos’.

Coag: “El 7% del tomate etiquetado como marroquí procede del Sáhara Occidental”

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EFE Imagen de una de las protestas de los agricultor­es en 2009 cuando se negociaba el acuerdo.

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