BALTASAR PORCEL, EL HOMBRE-RED
Vila-Sanjuán aborda la biografía de un personaje que estuvo en todas las salsas culturales con el Mediterráneo como bandera
l escritor mallorquín Baltasar Porcel murió en Barcelona en el año 2009. Tenía 72 años. Sobre él se han escrito diversas aproximaciones a su vida y obra entre las que destacan los trabajos de Rosa Cabré. Ahora, el periodista Sergio VilaSanjuán aborda una biografía del personaje centrándose en su etapa primeriza mallorquina y en los años iniciales en Barcelona desde que llegó a esta ciudad el 22 de abril de 1960. Más allá de la valoración de la calidad literaria de la pluma de Porcel en castellano y en catalán (siete volúmenes de obras completas, con traducciones al alemán, inglés francés, italiano y hasta vietnamita) con infinidad de premios a lo largo de su vida (el Espejo de España, el Prudenci Bertrana, el Josep Pla, Ramon Llull y tantos otros), la obra de Porcel es el fruto de una extraordinaria capacidad intelectual pero también de una infinita capacidad de interrelación cultural y política.
ESergio VilaSanjuán
El joven Porcel.
Una ascensión literaria...
Porcel fue el hombre-red, que se movió a lo largo de su vida en un eclecticismo ideológico-político conjugando desde el pujolismo al franquismo, sin transiciones y con flujos emocionales muchas veces contradictorios (del mundo ‘hippie’ neoyorkino a la China de Mao).
Su vida es una progresiva escalada hacia el éxito. Desde su inicial condición de dramaturgo alcanzó las más altas cimas de la vida literaria escribiendo todo tipo de géneros (novela, poesía, ensayo, crítica, opinión…). Sus grandes plataformas de poder mediático fueron ‘La Vanguardia’ (también escribió tribunas de ABC), Destino y Planeta. Su trayectoria sentimental pasó del ‘amor prohibido’ de Concha
Alós (polémico Premio Planeta en 1962) a la que sería esposa y madre de sus hijos María Angela Roque (con la que se casaría en 1972).
Es difícil comprender la movida política y cultural de Barcelona sin la presencia mediática del mallorquín que estuvo en todas las salsas culturales, con el Mediterráneo como bandera. Del encanto del joven mallorquín dispuesto a conquistar lo que se le pusiera por delante (desde aquel inicial empleo en Muebles Maldà) pasó a erigirse en uno de los gurús del poder pontifical distribuidor de etiquetas y sambenitos en el ámbito de la cultura catalana y en algunos momentos en el conjunto de la cultura española.
Tejer relaciones
Lo que ha hecho Vila-Sanjuán desde la admiración hacia el personaje que conoció en 1980 ha sido construir el implacable ascenso de un balear en la Barcelona de finales del franquismo y primeros años de la Transición. El libro refleja magistralmente las relaciones que se tejieron y destejieron en torno a la figura del mallorquín: los apoyos de Triadú y Villalonga, las idas y venidas de los Sales, Pla, Batllori, Soldevila, Miró, Rodoreda, Cela, Porcioles, Delibes… siempre con el poder como referencia y la sombra del pujolismo protector, cuyo bautismo de fuego en el motín del Palau coincidió con el desembarco de Porcel en Barcelona. Si Mallorca fue la emoción permanente en la vida de Porcel, Barcelona fue el escenario de sus sueños de representación social, política y cultural en tiempos transicionales de enorme movilidad, cuando todo el futuro parecía estar por hacer.
SI MALLORCA FUE LA EMOCIÓN EN SU VIDA, BARCELONA FUE SU SUEÑO SOCIAL, POLÍTICO Y CULTURAL