Córdoba

El G7 acuerda destinar 50.000 millones a Ucrania financiado­s con activos rusos

La intención de conceder un crédito utilizando los intereses que generan los productos congelados por los aliados occidental­es a Rusia suscita dudas sobre el marco jurídico y su viabilidad

- IRENE SAVIO Borgo Egnazia

Los líderes de las siete democracia­s más ricas del mundo, el G7, llegaron ayer a un acuerdo sobre los activos rusos congelados desde la invasión a gran escala de Ucrania, según el cual concedería­n un crédito de unos 50.000 millones de dólares a Kiev utilizando los intereses que generan los cerca de 300.000 millones de dólares rusos congelados por los aliados occidental­es. Con este acuerdo, afirmó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el G7 manda «una fuerte señal a Ucrania en su lucha por la libertad el tiempo que sea necesario» y también es una «fuerte señal para (el presidente ruso, Vladímir) Putin».

Von der Leyen, que opta a la reelección como jefa del Ejecutivo europeo, destacó que el pacto logrado en la reunión de Borgo Egnazia supone también que los contribuye­ntes europeos «no son los que están pagando por los daños que Putin está causando con su guerra de agresión, sino Putin, porque son los beneficios extraordin­arios de los activos inmoviliza­dos en Europa los que están sirviendo para este préstamo». Esta decisión es «histórica», consideró, en la misma línea, el canciller alemán, Olaf Scholz.

Debate entre la UE y EEUU

El tema de los activos rusos congelados ha sido por mucho tiempo motivo de debate entre la Unión Europea y Estados Unidos, dos actores que han tenido distintos enfoques sobre la cuestión. Sin embargo, sobre todo por voluntad de Washington, el tema ha vuelto a estar sobre la mesa, se discutió en mayo en el G7 de Finanzas y era –ya desde antes del primer día de reunión– uno de los asuntos sobre los que se esperaban novedades del bloque. Aun así, el acuerdo acordado aún presentarí­a partes que se tienen que estudiar, según Von der Leyen. «Los ministros de Finanzas están ahora revisando los detalles, por ejemplo, temas de garantías necesarias, para aclarar esto lo antes posible», explicó.

La cuestión de los activos rusos congelados es sumamente peliaguda. Según estimacion­es, en la actualidad, hay al menos unos 330.000 millones de dólares de activos del Banco Central ruso inmoviliza­dos en jurisdicci­ones occidental­es, básicament­e fondos que permanecen congelados desde poco después de que Rusia lanzara su invasión de Ucrania en 2022. Aproximada­mente dos tercios de estos están en la UE, principalm­ente en Francia y Bélgica, y el resto en el Reino Unido, EEUU, Japón

y Suiza. La concentrac­ión en Francia y Bélgica se debe al papel desempeñad­o por Euroclear, el depositari­o financiero con sede en Bruselas, y desde que los activos se congelaron EEUU ha estado ejerciendo presión sobre la UE para que estos bienes se destinen a Ucrania.

La UE, sin embargo, se ha mostrado inicialmen­te reacia a tomar este camino por varios motivos, entre ellos el temor a que Rusia pueda en el futuro acudir ante un tribunal internacio­nal y ganar un recurso por estas incautacio­nes (ya que no hay una resolución judicial al respecto y el Consejo de Seguridad de la ONU no lo ha aprobado), y la posibilida­d de que esta acción motive nuevas represalia­s de Moscú contra activos europeos en Rusia. Además, también ha preocupado que terceros países puedan asustarse y retiren masivament­e sus capitales al no considerar los bancos europeos como

seguros, lo que incluso podría provocar una crisis económica.

En mayo, sin embargo, finalmente la UE llegó a una primera solución con la decisión de usar los beneficios que generan estos activos (y no los activos en sí) para un fondo de unos 3.000 millones anuales para Ucrania (el 90% para la compra de armas y el 10% para la reconstruc­ción, según se explicó), unas cantidades que tanto Kiev como Washington consideran insuficien­tes. De hecho, se calcula que el país eslavo necesita 100.000 millones al año para sus necesidade­s bélicas.

De ahí que el asunto se discutiera nuevamente durante el G7 de Finanzas a finales del mes pasado en Stresa (norte de Italia), donde EEUU, Canadá y Japón propusiero­n crear un complejo sistema (dentro del Banco Mundial) de préstamos avalados por los intereses de los activos rusos. A nivel político, esto le permitiría al demócrata

Joe Biden garantizar la financiaci­ón de Ucrania aunque perdiera las elecciones de noviembre ante el republican­o Donald Trump. La incógnita que permanece es qué pasará si Rusia y Ucrania negocian la paz y esos activos fuesen parte del acuerdo.

En otros frentes, el primer día de reuniones del G7 también se dedicó a debates sobre el cambio climático y la guerra de Israel en Gaza, cuestiones sobre las que los líderes se pronunciar­on de forma más o menos parecida. Se comparte un cese el fuego inmediato, la liberación de los rehenes israelís secuestrad­os por Hamás y aún no liberados, y el inicio del proceso de paz. Además, según el presidente francés, Emmanuel Macron, también se llegó a una «visión común» que «no se había logrado hace semanas», eso es, «de tener en Gaza la presencia de la Autoridad Palestina desde el día siguiente» del cese de las hostilidad­es.

La decisión de los siete países reunidos en Italia es una «fuerte señal para Putin», afirmó Von der Leyen

 ?? Roberto Monaldo / Europa Press ?? De izquierda a derecha, Charles Michel, Giorgia Meloni,fumio Kishida, Rishi Sunak, Olaf Scholz, Justin Trudeau, Ursula von der Leyen, Emmanuel Macron y Joe Biden, durante una ceremonia de bandera antes de la foto de familia del primer día de la cumbre del G7, ayer.
Roberto Monaldo / Europa Press De izquierda a derecha, Charles Michel, Giorgia Meloni,fumio Kishida, Rishi Sunak, Olaf Scholz, Justin Trudeau, Ursula von der Leyen, Emmanuel Macron y Joe Biden, durante una ceremonia de bandera antes de la foto de familia del primer día de la cumbre del G7, ayer.
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