El campo al frente

Insisten. Con honra y sin ira. Continuando empecinados con sus reivindicaciones. Y se presentan con sus dotaciones y efectivos, mujeres y hombres del campo, conduciendo sus tractores por las carreteras que les conducen hasta las sedes donde los mediatizados, tal vez a su pesar, burócratas urbanos pergeñan las artimañas con las que tratan de condicionar y estrechar la política agraria, dizque de talante y contexto comunitario, pero ineficaces, que presuntamente se urden al son que les infieren y determinan las internacionales plutocracias globalizadoras de la economía a gran escala, y en especial la agrícola y pecuaria .. Y todo ello afecta al Viejo Continente, y a España, y singularmente a Andalucía.

Sin embargo una vez más estos damnificados se encuentran obligados a hacer dignamente lo que según el bíblico Samuel efectuó el astuto, joven y pequeño pastor David enfrentándose al filisteo y gigantesco paladín Goliat, que aparece con un casco de bronce, y lanza de hierro, el poderoso Leviatán, el Estado, el más insaciable y el más grande, que todos los demás. No obstante el rabadán en cuanto oyó su desafío, decidido a luchar sin armadura, colocó cinco piedras lisas y las puso en su honda, hasta que rápida y atinadamente lanzó una de ellas contra la parte más vulnerable del ogro, su estrecha frente, consiguiendo que aquel invencible hombretón rendido besase la realidad de la seca tierra.

Con insistidas reclamaciones: las parcas cotizaciones en origen y las elevadísimas en destino, intermediando la especulación; los elevados costes de producción, añadidos a la cicatería de las burocráticamente enrevesadas ayudas PAC, sesgadas por un irrazonable ecologismo; la irresuelta sequía agostadora, más el reto climático, con las laxas barreras financieras y sanitarias para las producciones del mercado exterior. Etcétera.