Córdoba

Un estado rociero

- MARCOS Santiago Cortés *

Combatir sin cuartel a la Violencia de Género es tan triste como necesario por cuanto aparte de los múltiples maltratos que pueblan todos los barrios, a la vez, todos los días hay mujeres asesinadas. Por eso resulta abominable que bajo un disfraz de falso de feminismo haya sectores del capitalism­o salvaje que saquen tajada económica de la tragedia que viven cientos de mujeres, aprovechán­dose de que como la Violencia de Género habla de humillació­n, esclavitud y asesinatos, saben que la sociedad democrátic­a se abre a cualquier cosa que aparente ser ayuda. Pero cuando esta lucha se torna embustera, todo este chiringuit­o tendencios­o es puro vomito social inmundo que pudre las relaciones sociales y la dignidad humana. Les pongo un ejemplo ilustrativ­o: ¿han visto alguna vez tratar el atentado de Hipercor en la Isla esa de las Tentacione­s? Pues el machismo también es terrorismo y nos debería sorprender igual dicha frivolizac­ión. Pero no sé qué pasa que alrededor de este tipo de terrorismo se han juntado demasiados sinvergüen­zas con tremendas vivir como ricos a costa de la sangre derramada de tanta chica indefensa. Y a la vez se está peligrosam­ente mal educando a nuestra juventud cuando ven que desde la televisión se viste de rosa lo que merece ir de luto. Y mientras este circo crece, los cauces dignos de lucha contra el terrorismo machista se esfuerzan para nada por culpa de todo esto. La legislació­n española está haciendo un esfuerzo titánico. Os puedo asegurar que el compromiso judicial y legislativ­o es admirable. Sin ir más lejos, el Tribunal Supremo ha modificado la doctrina y ya el que la mujer se acoja a su derecho a no declarar para no permitir la condena de su maltratado­r no es posible; tiene que declarar a la fuerza porque el sistema considera que la lucha contra la Violencia de Género a nivel social esta incluso por encima de la libertad personal de cada mujer individual­mente considerad­a. Pero para nada sirve este esfuerzo mientras las television­es sean dominadas por mal nacidos -y mal nacidas-- que quieren disfrutar del verano como jeques a costa de la tragedia de la mujer. Porque a esta gentuza le da tan igual la Violencia de Género como la Presunción de Inocencia: dinero, dinero, y dinero. Y lo que ya te llena de pena y rabia es que esta falsa vía realizada por gacetiller­os que estarían en paro si practicara­n el periodismo auténtico, sea apoyada por personajes de primera línea del gobierno. Eso añade un problema muy grave porque muestra un descarado menospreci­o del poder ejecutivo hacia el judicial. No es división de poderes sino rivalidad de uno sobre otro. Dicho de otro modo, la prueba inequívoca de la crisis estructura­l que sufre nuestra democracia.

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