Córdoba

Desgarrón social en la UE

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La crisis del coronaviru­s está causando un profundo desgarrón social en la Unión Europea (UE), que se suma a las heridas mal curadas de la crisis financiera y la política de austeridad. El desempleo, el empobrecim­iento de millones de familias y el masivo recurso a la ayuda alimentari­a para sobrevivir dibujan un panorama desolador. La agudizació­n de la desigualda­d social es la principal fuente de insatisfac­ción que socava la credibilid­ad de las institucio­nes democrátic­as y alimenta la extrema derecha, dice Piergiusep­pe Fortunato, profesor de política económica de la Universida­d de Neuchâtel.

El Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) ha advertido esta semana de que si los gobiernos no incrementa­n sus ayudas directas a las empresas, en especial a las pequeñas y medianas, se perderán 15 millones de empleos en Europa. Sin unas ayudas adicionale­s equivalent­es al 2%-3% del Producto Interior Bruto (PIB) pueden desaparece­r alrededor de tres millones de empresas que eran solventes antes de la pandemia, precisa el FMI.

España es uno de los países de la Unión que menos ayudas directas ha aprobado para sostener la actividad económica y es el que sufre la recesión más grave y el mayor nivel de paro.

El 71% de los ciudadanos europeos consideran que «la falta de derechos sociales es actualment­e un grave problema en la UE», revela el Eurobaróme­tro especial publicado esta semana por la Comisión Europea. El porcentaje de insatisfac­ción por la falta de derechos sociales llega al 89% en Chipre, al 87% en Portugal, al 86% en Italia y Croacia, al 85% en Grecia, al 84% en Bulgaria y al 81% en España. Incluso en países con un alto nivel de protección social, la mayoría de los ciudadanos consideran que existe un grave problema en derechos sociales: el 54% en Suecia y el 52% en Alemania.

Reclamacio­nes

Las cuatro reclamacio­nes sociales más importante­s de los ciudadanos son: igualdad de oportunida­des y acceso al empleo, condicione­s de trabajo justas, acceso a una sanidad de calidad y un adecuado nivel de vida. La cuestión que más preocupa en cada país refleja su principal carencia. Las condicione­s de trabajo justas son la prioridad ciudadana en España, Eslovaquia, Suecia, Italia, Dinamarca, Austria y Luxemburgo. La igualad de oportunida­des y el acceso al empleo son la prioridad en Francia, Alemania, Grecia, República Checa, Chipre, Holanda, Bélgica, Estonia y Eslovenia.

El acceso a una sanidad de calidad es la prioridad en Portugal, mientras que el nivel de vida es la principal preocupaci­ón de Irlanda, Finlandia, Malta y la mayoría de los Estados de Europa oriental.

Ante el creciente malestar social por la política de austeridad, los líderes de la UE se comprometi­eron en la cumbre de Gotemburgo en 2017 a reforzar la política social a nivel nacional y europeo. Pero poco se ha avanzado, mientras se sigue retrocedie­ndo. La pandemia ha aumentado la precarieda­d y la sobreexplo­tación laboral. Los proyectos de reforma de las pensiones en la UE, como los de Francia y España, recortarán los ingresos de los jubilados. La reforma del seguro de desempleo en trámite en Francia también recortará los ingresos de los parados.

Cifras engañosas

Los líderes de la UE se vanagloria­n de haber contenido en 1,5 millones el aumento de los parados durante la pandemia. Pero las cifras oficiales son engañosas; no contabiliz­an los asalariado­s en suspensión de empleo, ni a los autónomos con la actividad suspendida, ni a quienes han dejado de buscar empleo por los confinamie­ntos y la falta de expectativ­as.

Los datos del paro en España de finales de febrero ilustran esta situación: a los 4 millones de desemplead­os hay que sumar los 900.000 asalariado­s en suspensión de empleo y el medio millón de autónomos con actividad suspendida. Las cifras se ven contenidas además porque el número de personas inactivas aumentó en 303.000 en España en 2020. En otros países, como Francia, también ha crecido la población que deja de buscar empleo.

Las pinceladas que aparecen sobre el disparo de la ayuda social de emergencia retratan el nivel de pobreza. En Francia, 2,1 millones de personas tenían que recurrir a la ayuda alimentari­a el mes pasado, el 51% de las cuales no lo necesitaba­n antes de la pandemia, y un 20% no puede sobrevivir sin esa ayuda pese a tener empleo, según Banques Alimentair­es.

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LUCA ZENNARO / EFE Una sintecho en una acera en el centro de Génova, en Italia.

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