Lo mejor de dos mundos: encendido con mezcla pobre
Los ingenieros de Mazda han dado una vuelta de tuerca al motor de combustión, en este caso, de gasolina. Y es que han combinado el encendido por bujía de las mecánicas de gasolina con el encendido por compresión de los diésel. Para ello el Skyactiv-X utiliza la tecnología por compresión controlada por chispa SPCCI ('Spark Controlled Compression Ignition'), con la que el motor alterna combustión convencional y el encendido por compresión.
En el modo
SPCCI, se crean en la cámara de combustión dos zonas de mezcla airecombustible diferenciadas. Así, durante el tiempo de admisión, la cámara se llena con una mezcla muy pobre y seguidamente, durante el tiempo de compresión, se inyecta una zona de combustible pulverizado junto a la bujía, generando un núcleo enriquecido. Al producirse la chispa, se enciende la zona enriquecida, aumenta la presión en la cámara de combustión, lo que a su vez provoca la combustión rápida de la mezcla pobre. Esta revolucionaria tecnología permite que haya mucha elasticidad a alto régimen y, al mismo tiempo, un bajo consumo. Todo ello redunda en una conducción suave y directa y, sobre todo, un consumo real optimizado, pues el sistema SPCCI funciona la mayor parte del tiempo en modo eficiente –salvo en el arranque en frío (aquí se apoya en el módulo eléctrico, de ahí que sea 'mildhybrid' y tenga etiqueta Eco), fases iniciales de calentamiento y aceleraciones fuertes, en las que el motor pasa a modo normal–, lo que se traduce en un bajo consumo y, con ello, una consiguiente reducción de emisiones de CO2 y NOx.