Un trago para olvidar
El Atleti recibe al Betis, el cuarto mejor de la segunda vuelta, herido en Copa y con necesidad de no caerse en Liga
El Metropolitano es el salvavidas al que se agarra el Atleti, como Rose a aquel tablón tras el naufragio del Titanic, para no hundirse. Porque no puede. Porque no debe. Porque la Copa se acabó cuando por delante ya solo estaba la final, porque la Liga se ha perdido lejos de casa. Ante el Betis tiene dos tragos.
El primero, olvidar el empate en Almería. El segundo, el repaso del Athletic en Copa. No hay margen. En el traje negro del Cholo aún hay restos de polvo de dragón mientras mira abajo en la clasificación más que arriba: ese Athletic que le vapuleó en la Copa quiere también su lugar en la Liga, ese cuarto puesto que supone Champions. A tres puntos está. Y el Girona, por encima, lo pone más caro que nunca. Su plaza parece fija, como las de Barça y Madrid. Queda una para los demás. El Betis llega con el camino marcado: las grietas están en la defensa. Oblak ha encajado ya 47 goles, la segunda vez que más, a falta de tres meses de competición, en todos los años del Cholo (la primera fueron 57, en la 2122). El día que no sale uno en la foto, lo hace otro. Todos, menos Witsel, con 35 años y fuera de sitio, han quedado retratados.
Arriba, entre que Grizi no está por su esguince ante el Inter, Morata lleva ocho partidos seco, Correa sigue en cualquier otra parte y Memphis aparece y desaparece, el Atleti ha perdido la efectividad del comienzo de Liga. Ante el Almería hizo 18 remates para no vencer. Todo, menos que Riquelme lleva dos partidos siendo el mejor y la fiabilidad del Metropolitano, son cruces para un Cholo que, en San Mamés, lanzaba como epitafio de la Copa ese mensaje para quien lo quisiera entender. “A pensar en el Betis, que es lo que el club quiere”. No eso, la Copa, ni lo otro, el Inter. Esto, el Betis.
Un Betis que llega con la moral alta tras su victoria ante el Athletic y la confirmación de que vuelve a luchar por Europa. Pellegrini ha encontrado crecimiento con la aportación de los fichajes, sobre todo el equilibrio de Cardoso y la energía de Chimy Ávila. El argentino volverá a ser uno de los agitadores del ataque. Sin Isco ni Fekir, el poder creativo es mínimo. Quizás Fornals tome ese rol.
Simeone se abraza al Metropolitano antes de una semana sin partido entre semana y una prueba en la que Memphis y Morata harán de doble nueve, para no convertirse en Jack también en eso que está por encima de todo. Sin nada a lo que agarrarse. Y por debajo de esa línea que es la salvación y el oxígeno. La de los cuatro primeros.
Doble ariete El Cholo juntará a Memphis y Morata en punta ante la falta de gol
Refuerzos El equilibrio de Cardoso y la energía de Ávila aúpan a los de Pellegrini