La FIA estudia congelar motores para limitar el gasto
El fin es retener a Honda y Renault
La incertidumbre se apodera del calendario de la F1 mientras la FIA quiere certezas en el reglamento. Ya se congeló el desarrollo del chasis entre 2020 y 2021, además de retrasarse el gran cambio normativo hasta 2022. Igualmente, tampoco se podrá modificar el diseño de la célula de supervivencia del monoplaza. No obstante, estas medidas se quedarán pequeñas dentro de poco, según lo que reclaman algunas escuderías. Horner, de Red Bull, decía recientemente en la BBC: “Queremos (congelar también) la suspensión delantera, las ruedas y partes relacionadas, la caja de cambios… el 60% de todo lo que no es aerodinámica que se congele para este año y el próximo”. También presiona para que la revolución normativa se retrase una temporada más, “hasta 2023”.
No obstante, ahora se sabe que las decisiones de la FIA pueden ir mucho más allá, hasta el punto de parecerse a lo que la F1 nunca quiso ser: un campeonato con especificaciones fijas, en general. Pirelli no tocará sus neumáticos, se mantienen los de 2019 previsiblemente hasta 2021 incluido. Se estudia reducir aún más el techo de gasto, que estará en 160 millones de euros, y también mantener intactas muchas más partes de los monoplazas entre las que se incluye, por primera vez, el motor.
Las unidades de potencia actuales cada vez tienen menos margen de mejora, pues su reglamentación técnica apenas ha sufrido modificaciones desde 2014. Mercedes, Ferrari, Honda y Renault están cerca, unos de otros, ya no hay diferencias superiores al segundo que provengan exclusivamente de la potencia. Ahora se desliza que está sobre la mesa congelarlos durante varias temporadas y en este caso, con cuatro constructores casi a la par, la medida tiene un fin claro: evitar una fuga de fabricantes como la que hubo en 2008, cuando Honda y Toyota se marcharon a toda prisa del Gran Circo en plena crisis económica.