Un verano luminoso con un lunar galés
El Madrid está completando sus deberes sin hacer ruido, pero con mucha eficacia. El overbooking que tenía en la plantilla de Zidane hace dos semanas ha pasado a mejor vida y ya se va modelando el grupo que definitivamente luchará por todos los títulos con el francés. Lo importante es que los jugadores que claramente tienen un futuro en el Bernabéu hagan las maletas con el billete de vuelta garantizado. Es el caso de Brahim o los que están a punto de concretarse como Ceballos y Reguilón. El club está haciendo caja, pero a su vez no está perdiendo patrimonio deportivo. El éxito de esa ecuación es fundamental para una Operación Salida solvente.
En las próximas horas también se consumará el lógico reencuentro entre James y Ancelotti (al colombiano le deseo lo mejor y me quedo con los grandes momentos que nos dio con el técnico italiano en el banquillo). El único lunar, ya esperado por otra parte, es el del enquistamiento definitivo con Bale, que impedirá su salida por expreso deseo del jugador. Sabe que con Zidane va a jugar menos que un chaval recién salido del Castilla, pero sus prioridades golfísticas le hacen llevar la situación con naturalidad e indiferencia. Pero es bueno recordar al héroe de la Decimotercera que el jugador mejor pagado de la plantilla no puede presentar en su hoja de servicios que lleva ya un año y un día sin marcar un solo gol en Liga. Una condena en todos los sentidos. Para Zizou es un lastre tener al teórico futbolista estrella de la plantilla en el vagón de los descartes; para los compañeros de vestuario es una situación anómala tener que mirar para otro lado como si no pasase nada; para el propio jugador debería ser una cuestión de impacto ético saber que está, pero que no se le espera; y para la afición empieza a resultar un asunto irritante porque no conciben que el galés no tenga un mínimo orgullo profesional para abrir la puerta de su salida y encontrar nuevos retos en otro destino...