“Siempre supe que tenía un don para el salto” Yulimar Rojas
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Viene con una corona de plástico a su primer entrenamiento después del récord del mundo de triple salto bajo techo (15,43 en Madrid).
—Me la obsequió mi hermana Yerilda y le tengo mucho cariño. Ella me dice que ahora soy la reina del triple salto mundial. Traje la corona como un juego, sabía que es algo que le iba a hacer gracia a mis compañeros de entrenamiento y para mi técnico Iván Pedroso. Yo soy así, trato de llevar la alegría cuando estoy en la pista. Ir con una sonrisa es muy importante.
—¿Qué sabor tiene esa plusmarca cinco días después?
—La estoy digiriendo. Impactó al mundo entero. ¡Retumbó, la marca tenía 16 años! Le prometí a mi madre: ‘¡Mami, tu vas a ver un récord mío!’ Y aquí está. Desde que comencé la pretemporada trabajé en base a eso. Pedroso me dijo: ‘Ya estamos aquí, hay que empezar a lo grande 2020’. El listón estaba alto en el 15,36 de Lebedeva. Lo hice, me siento en un momento genial, que nunca tuve. A los 24 años voy a disfrutar. El festejo también fue mundial (se ríe).
—Cuando era pequeña en Barcelona, en esa ciudad de
Venezuela, ¿pensaba que sería la reina del triple salto?
—Mis orígenes son muy humildes, y siempre llevo mis raíces por delante. Vengo de una familia numerosa: seis hermanos, mi padre y mi madre. Desde pequeña tuve mucha chispa, era inquieta y dada al deporte. Me encantaba el fútbol, el básquet, el voleibol... Mis padres me decían: ‘¡Yulimar quédate quieta muchacha, que te vas a romper un pie!’. Yo siempre supe que tenía un don para el salto, para el deporte. Sabía que era el camino para lograr mis sueños. Fui a unas pruebas de atletismo y los entrenadores se emocionaron. Me encantó como se refirieron a mí y me enamoré del deporte.
—Pero empezó en otro salto, en altura.
—Era alta, muy flaca y tenía mucha facilidad para saltar, pero me faltaba fuerza. Llegué a hacer 1,89, hasta que una