Berizzo pensará en el final
Las bajas actuales y las que tuvo antes de San Mamés casi le han hecho el equipo a Berizzo sin necesidad de justificar, o al menos tanto como otras veces, los cambios de su once en esta fría noche moscovita. El Spartak tiene menos nombre que tensión, tan grande se ha hecho el Sevilla que no ganar, ni que decir perder, adquiriría casi categoría de drama después de salir de los puestos de Champions. Cinco victorias, un empate y dos derrotas en LaLiga, un triunfo y un empate en Champions no bastan para apelmazar el crédito del Toto en sus primeros meses en Nervión.
Esto es élite, esto es el Sevilla. Los titubeos de Emery en sus comienzos, la falta de un estilo más o menos definido, tuvieron a menudo bajo sospecha al vasco. Su sucesor Sampaoli convenció sólo a los puristas de lo ofensivo y/o los detractores de Unai aunque su equipo se diluyera cuando de verdad había que jugarse las papas, en la recta decisiva de temporada. En ese final piensa Berizzo cuando se la juega con extraños descansos de titulares indiscutibles como Banega o Escudero. Y lo seguirá haciendo. Pero también sabe que la temporada no perdona, y menos en una liguilla corta, dura e igualada como ésta de Champions donde el más tonto hace relojes. Ganar hoy daría tranquilidad. Perder agrandaría las dudas antes de torear un Miura en Mestalla.