El renacimiento de Morales desde la autocrítica
El granota vuelve a parecerse al jugador que fue
La rehabilitación de Morales quedó demostrada contra el Granada. Yuri sigue en estado de gracia y ningún ‘mortal’ genera tanto como Roberto Torres. La introspección.
Después de meses de abatimiento, Morales ya se acerca al jugador rompedor que era. Durante su trayectoria este curso apenas había dejado señales del futbolista que coqueteó con ser llamado a la Selección en un pasado reciente, pero ahora ha reaparecido ese atacante incontenible en la carrera y en el desborde. La resurrección se amarra a su autocrítica. Morales ha reconocido en público que merecía la suplencia. No hay mejor reproche que el que uno se hace a sí mismo. Del tirazo al Madrid
pasó a la asistencia a Roger contra el Granada. Forma una gran alianza con el canterano granota, al que ya ha dado cinco asistencias en Primera. Pero lo mejor fue ver a Morales deducir cuál era la debilidad del dibujo del Granada, invadiendo una y otra vez ese espacio entre central (Vallejo) y carrilero (Neva).
Al extremo que le costó salir del anonimato de la Tercera
nadie le puede discutir su talento para reivindicarse.
Mejor es posible.
La semana grande del Athletic coronó la perseverancia de Yuri, un lateral ingobernable con incidencia en los dos lados del campo. Héroe en la
Copa con un gol de posible trascendencia histórica, su actuación frente al Valladolid no fue menor en rendimiento. Estuvo sobrio atrás y tenaz en ataque. La presencia de
Córdoba por delante encaja en su repertorio al fijar al lateral rival y suministrarle espacio para llegar. Sucedió en Granada en la jugada del gol —Córdoba sacó de zona al central de la derecha— y sucedió también en Zorrilla con Pedro Porro. El Athletic volcó el juego a la banda izquierda (44% de ataques) con Yuri y Córdoba como estiletes.
El control del área.
La primera victoria a domicilio permite alimentar las ilusiones de salvación del Mallorca.
Por fin se impuso en una mañana que volvió a documentar la valía de Vicente Moreno.
El técnico recurrió a los tres centrales, que otras veces le fallaron, para protegerse de los centros laterales del Eibar. Valjent, Raíllo y Sedlar levantaron un muro que aseguró el área pese a la insistencia local. El Eibar lanzó hasta 50 centros de jugada, la segunda cifra más alta de LaLiga, pero muy pocos llegaron en situaciones ventajosas. Entre los tres zagueros despejaron 21 balones. Vicente Moreno dispuso y ellos cumplieron con creces.
Siempre crea peligro.
Mientras se concreta la permanencia de Osasuna, bien allanada tras un triunfo justo y decisivo frente al Espanyol, se debe poner en valor la figura de Roberto Torres. Su volumen ofensivo le convierte en el jugador más productivo de los mortales. Ha generado 33 ocasiones de gol, segundo en esta lista, sólo por detrás del inalcanzable Messi (55). La amenaza se redondea con seis goles y siete asistencias. Es su naturaleza.