AS (Levante)

En manos de Ester

La portera y su fuerza mental, claves ante Rusia

- A. MARTÍNEZ / LA PREVIA

C uando el martes se transformó en miércoles, pasada la medianoche, Marta Bach, Pili Peña, Bea Ortiz y Anni Espar entraron en la habitación de Laura Ester para felicitarl­a por su 30 cumpleaños. Le pusieron un vídeo que habían estado editando esos mismos días en el que la familia y el novio de la portera de la Selección le dedicaban unas palabras. Ya por la mañana, después del desayuno, Laura se encontró en su habitación a todo el equipo con dos globos para festejar su aniversari­o. “Hemos vivido ya mucho, pero quiero pensar en lo que me espera por delante. No me quedan muchos años de waterpolo, pero quiero disfrutarl­os al máximo”, advierte la barcelones­a, jugadora del CN Sabadell, club con el que ha ganado en su carrera hasta 35 títulos, entre ellos cinco Champions.

Por sus manos pasarán esta tarde las opciones españolas de alzarse con el oro en el Europeo de Budapest ante Rusia (19:00, TDP), un equipo “imprevisib­le, que no deja que te despistes ningún momento porque pueden remontarte. Son ordenadas a su manera”. Bien sabe de lo que habla Ester después de la derrota en los cuartos de final de los Juegos de Río, un mazazo para las Guerreras: “Con Hungría o Italia tenemos más piques en el agua. Rusia no acostumbra a entrar en el juego sucio”.

La Selección de Miki Oca, que desde 2012 ha conquistad­o siete medallas, destaca por su alto nivel competitiv­o y por una fuerza mental inaudita, lo que ha llevado a remontar partidos que tenía perdidos o a ser capaz de ganar a Hungría en Budapest en 2014 y el jueves. “Todo nace del trabajo y de las ganas que tenemos todas por dar nuestro mejor nivel, quedar lo más arriba posible y ganar siempre”, analiza Ester, apodada Pajarito, mejor jugadora europea según la LEN de 2019, con un acierto en paradas por encima del 40% en Budapest.

Los cafés. Una fuerza mental que ella misma cuida. “El portero se va haciendo. Los primeros años te das cuenta de que es muy duro, de que habrá momentos de todo. Debes tener la cabeza muy bien puesta. Es la clave”, argumenta. Ante Hungría, una mano suya en el último lanzamient­o sirvió para ganar un partido igualado en el que España volvió a demostrar su arrojo y sus recursos (10-11). No hay gol ni mal partido que afecte a la barcelones­a, que tiene una piscina a su nombre en Peñaparda (Salamanca), el pueblo de su madre.

Ayer, las chicas de Miki Oca prepararon el partido con su habitual rutina. Entrenamie­nto por la mañana y por la tarde de apenas una hora de duración. Entre medias, algunas jugadoras pasan los ratos libres tomando café en la habitación del fisioterap­euta Óscar Muncunill, una tradición. “Siempre le estamos molestando. Nos reunimos a tomar café y a charlar. Cuando nos aburrimos no queremos mirar el techo de la habitación y vamos a verle”, se ríe la portera, que en Tokio 2020 vivirá sus terceros Juegos Olímpicos.

Antes, eso sí, quiere volver a ser campeona de Europa y agrandar un palmarés que, a nivel de Selección, ya alcanza las ocho medallas. La incógnita es saber si sus milagrosas manos vuelven a tocar el dorado.

Determinac­ión “Todo nace del trabajo y de las ganas que tenemos por ganar siempre”

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Laura Ester, durante el Europeo de Budapest deteniendo un lanzamient­o de Hungría en las semifinale­s.
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