El estadio es cuestión de credibilidad

En días como el del Bernabéu o sin ir más lejos el de ayer me acuerdo de Layhoon Chan. En qué pensará cuando vea o le hablen de lo bien que le va al Valencia. Intuyo que se alegrará, al menos lo creo. Pero causa, efecto o casualidad, fue irse ella y regresar la tranquilidad al club. En el palco de Mestalla vuelven a divertirse, como hiciera el hijo de Peter Lim el domingo, como antaño lo hacía su hija, y las buenas nuevas van cayendo como los goles de

Zaza. La última, la ‘primera piedra burocrática’ para reanudar las obras del Nuevo (ya viejo) Mestalla, ese anuncio hecho por el Valencia a través de su página web de que se va a volver a negociar con el

Ayuntamiento para tramitar la licencia de obra. Ello, además, o principalmente, con intención (por obligación) de cumplir los plazos del plan urbanístico de Mestalla, es decir, con miras a que en 2021 el Valencia tenga nueva casa para poder derribar la vieja..

Públicamente, ese trámite será el segundo hecho de la era Lim en relación al nuevo estadio, que más allá de los resultados es lo que hasta la fecha le quitaba -y a partir de ahora le puede dar- más credibilidad a su proyecto. El primer hecho, llegar a un acuerdo de plazos de pago con el Ayuntamiento en relación a las permutas, que lógicamente no fue como meter las máquinas de nuevo a funcionar, pero sí un pasito, porque hasta ese instante la parcela de Cortes Valencianas solo era del club de ‘boquilla’. Ahora, tras meses de conversación con el arquitecto Mark Fenwick, que con Anil Murthy son ya seis los presidentes con los que ha rehecho su proyecto, entre ellos Layhoon Chan, que tenía incluso un acuerdo con una fábrica de bombillas para las miles que harán falta en el recinto, el Valencia de Lim ha vuelto a decir algo sobre el nuevo estadio y en resumen es que sí, que estará sobre 2021 o 2023. Más vale tarde...