Ferrándiz regala a la FEB el anillo de Springfield
En abril de 2007, Pedro Ferrándiz, el entrenador más laureado del baloncesto español, con títulos y condecoraciones de cualquier condición imaginable, recibía la comunicación de que el Hall of Fame de Springfield, Massachusetts, donde el profesor Naismith
creó el baloncesto en 1891, le había incluido entre la selecta lista de elegidos para formar parte de una nueva Clase,
la de aquel año. Era entonces uno de los 281 personajes que formaban parte del Salón de la Fama estadounidense y el segundo español tras el fallecido Antonio Díaz-Miguel, que alcanzó la distinción en 1997.
Ferrándiz, que ayer agradeció con un mensaje de voz desde su
Alicante natal su inclusión en el Hall of Fame del baloncesto español, había sido finalista en 2001, 2003 y 2006 en el de EE UU y a la cuarta fue la vencida. Aunque aseguró entonces que esa última candidatura le había dejado frío por las decepciones previas, la inclusión final entre los elegidos fue una guinda apoteósica a una trayectoria que no tiene parangón, uno de los grandes reconocimientos a su carrera y también una de las mayores alegrías que ha vivido: “Un galardón a la labor de toda una vida”.
Cinco meses después, en Springfield, participaba en la ceremonia de ingreso compartiendo entrada con otros ilustrísimos entrenadores de la historia universal como Phil Jackson y Mirko Novosel. El homenaje se completaba con la entrega de un anillo, el que le honraba como miembro del Hall of Fame americano, de un valor simbólico incalculable. Pues bien, anoche, a menos de un mes de cumplir 93 años, y para agradecer el reconocimiento con otro obsequio, como siempre ha hecho, Ferrándiz regaló ese anillo de Springfield a la Federación Española, a su gran museo que el gestó, donde se convertirá desde ya en una de sus joyas. Así lo transmitió Luis Castillo, expresidente del Lucentum y que fue el encargado de recoger el premio del entrenador.