La selección sí estará en la Euro y no peligra su sede
A Qatar sólo podría ir “sin bandera”
entregas del Informe McLaren habían destapado que “más de 1.000 rusos de 30 deportes se beneficiaron de un dopaje sistemático” amparado por el Estado. “Una trama institucionalizada entre 2011 y 2015”. En los de invierno de Pyeongchang 2018, el COI sí impidó a Rusia participar como país. Los 168 rusos (17 medallas) lo hicieron bajo las siglas OAR (Atletas Olímpicos de Rusia, en inglés).
“Los deportistas rusos, si quieren participar en Juegos, o en cualquier otro evento mayor, deberán demostrar que no están implicados en los programas de dopaje descritos en los Informes McLaren o que sus muestras no han sido falsificadas”, avisó el portavoz de la AMA, James Fitzgerald.
La Agencia Antidopaje de Rusia o su Comité Olímpico podrán apelar ante el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) en 21 días, pero este no suele enmendar las decisiones de la AMA.
La sanción de la AMA a Rusia por dopaje y su prohibición de disputar los Juegos de Tokio 2020 y el Mundial de Qatar 2022 no afectará a la Eurocopa del año que viene. El torneo que se jugará por todo el continente europeo durante el próximo mes de junio no entra dentro de los eventos “de primer nivel” que la AMA considera en su sanción a Rusia. Lo mismo ocurre con la final de la Champions de 2021 que se disputa en San Petersburgo.
Este dato es importante, porque Rusia, a través de la misma ciudad de San Petersburgo, es una de las 12 sedes escogidas por la UEFA para albergar la Euro. Por lo tanto, los rusos podrán seguir adelante con su participación en el torneo, en el que están encuadrados en el grupo B junto a Bélgica, Dinamarca y Finlandia. Dos de esos partidos, ante los belgas el 13 de junio y ante los finlandeses el 17, serán en San Petersburgo.
En cuanto al Mundial de Qatar, inmediatamente después de conocerse la sanción la FIFA solicitó una aclaración. “Para la fase de clasificación no habrá consecuencias, las disposiciones no se aplican. La decisión se aplica para la fase final de la Copa Mundial porque decide el título de campeón mundial”, dijo Jonathan Taylor, presidente del Comité de Revisión de Cumplimiento (CRC) de la AMA.
Pero quedaría una puerta abierta. Los futbolistas rusos podrían jugar el Mundial, pero nunca bajo bandera rusa. Tendrían que hacerlo como un equipo independiente. Ya ocurrió en la Euro 1992 cuando los rusos compitieron como CEI (Comunidad de Estados Independientes).
Anfitrión La final de la Champions 2021 en San Petersburgo tampoco corre peligro
Que nadie piense que, como en las viejas películas de James Bond, el malo siempre es el ruso.
Muchas veces escuché a Jesús Manzano repetir la misma frase: ‘La zorra cuidando a las gallinas’. Han pasado 15 años de las denuncias de dopaje en AS que pusieron las bases de la Operación Puerto y la fábula continúa vigente. Ni siquiera es necesario cruzar la frontera. Hace una semana conocimos la sanción del presidente de la Federación Extremeña de Ciclismo, Pedro Romero, que se niega a dimitir a pesar de estar suspendido cuatro años por un positivo con la misma EPO que sonrojó a España con Juanito Muehlegg en 2002. Tampoco nadie le insta a ello. Estas cosas siguen pasando. También que la resolución de un recurso se retrase sin explicación hasta que el escándalo juzgado ha prescrito. O gastar 1,3 millones en un proceso para acabar con los nombres en el olvido. O dirigir los controles prioritariamente al deporte amateur, y hasta a carreras de viejas glorias.
La máxima expresión de la zorra cuidando a las gallinas es el dopaje de Estado, que ayer fue castigado por la AMA con la sanción más rotunda de siempre a un país: cuatro años de suspensión a Rusia, una potencia que no podrá participar con su bandera y con su himno en competiciones internacionales como los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y de Pekín 2022. Un desenlace sin precedentes que no ha sorprendido a nadie, se veía venir desde hace tiempo, después de las reticencias rusas a colaborar para aclarar el embrollo. La Agencia Mundial Antidopaje, con la complicidad del propio COI, había dado la oportunidad a la RUSADA de reinsertarse a cambio de que permitiera una investigación a fondo, pero no sólo puso todas las trabas posibles al acceso a los ordenadores de su laboratorio, sino que luego entregó información manipulada.
En ese callejón, el caso no tenía otra fuga que una pena ejemplar. La medida era inevitable, pero que nadie piense que, como en las viejas películas de James Bond, el malo siempre es el ruso. Sin salir de las frases populares, convendría no olvidar que en todos los sitios cuecen habas.