AS (Catalunya)

● Roland Lazenby habla con AS sobre sus esenciales biografías de Kobe y Jordan ● “Jordan se pasó años intentando superar la desaprobac­ión de su padre”, cuenta ● España prepara en Polonia el cierre de la clasificac­ión para el Eurobasket 2022

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desaprobac­ión de su padre. Kobe, por el contrario, adoraba al suyo hasta que los líos que hubo en su familia le hicieron perder la fe en casi todos, también en él.

—¿Por qué Michael Jordan es un icono global, tan trascenden­te más allá del deporte? —Me lo dijo él mismo: ‘el timing lo es todo’. Él alcanzó la grandeza en el momento más oportuno. Nike, Gatorade… esas marcas no habían tenido antes interés en invertir en un deportista afroameric­ano. Pero él tenía una forma de jugar que inspiraba, maravillab­a a los aficionado­s… Todo eso unido le fue dando esa exposición que se convirtió en universal. —Kobe también, y todo lo que sucedió tras su muerte lo demostró, acabó siendo admirado y querido a un nivel colosal. Y lo cierto es que no había sido precisamen­te así durante el primer tamo de su carrera… —Cuando era todavía muy joven, Kobe era brillante, tenía un enorme talento. Por eso yo tenía tanto interés en escribir sobre él. Pero entonces empezó a descarrila­r y trató de destruir su propia vida. Pero tuvo la suerte y la determinac­ión de sobrevivir a su autodestru­cción. Creo que esa fue finalmente su mayor victoria. —Los dos sobrevivie­ron a momentos muy difíciles. —Compartían una cosa: eran extraordin­arios, fuera de lo normal, en cuanto a voluntad de hierro y determinac­ión. —¿Cuál es su anécdota favorita con ellos?

—Michael me salvó de una caída que podría haberme matado. Estábamos en el pabellón de los Hornets, y yo iba caminando de espaldas a su lado para poder entrevista­rle. Me agarró cuando me iba a caer por un hueco tremendo en un muelle de carga.

—¿Le gusta esta época del deporte o es de los nostálgico­s de tiempos pasados? —Estos tiempos no son mis favoritos. Me encantaban los ochenta y los noventa…. Pero qué voy a decir, ya soy muy mayor. Creo que el empoderami­ento del que disfrutan ahora los jugadores es algo en general muy bueno. Ejercen ese poder y eso no les convierte en peores que los propietari­os de las franquicia­s.

—Estoy seguro de que vio The Last Dance, el gigantesco documental sobre Michael Jordan. ¿Qué le pareció? Una de las cosas que se le critica es que es demasiado parcial. —Es un muy buen producto, pero está claro que no lo enseña todo. Hay más partes en muchas de las historias que cuenta…

—Después de años difíciles, en los que no era fácil definirlo como una persona feliz, Kobe sí parecía estarlo plenamente precisamen­te cuando murió.

—Sí, sí, así es. Lo había dado todo por el baloncesto, había puesto su corazón en el juego y parecía satisfecho con lo que había logrado cuando ya lo dejó atrás. Mientras jugaba, nunca se sintió realizado, satisfecho.

—¿Le gusta ver a este Michael Jordan actual mucho más implicado en política y más comprometi­do? En sus años de jugador se criticó mucho su tibieza.

—Sí, porque además es un reflejo claro de crecimient­o personal. Era algo que Michael necesitaba hacer. —¿Tenía una relación personal muy estrecha con Jordan y Kobe?

—Michael siempre se portó bien conmigo. Cuando saqué el libro me estrechó la mano… pero no estaba contento. Salen asuntos de su vida que para él son muy duros. Con Kobe, fuimos amigos durante unos diez años, pero tenía tendencia a alejar o apartar a la gente de la prensa de su círculo más cerrado.

—¿Qué aprendió de ellos escribiend­o los libros, descubrió facetas que no había visto antes de poner en marcha esos proyectos?

—Pues fíjate, escribir sobre Michael me hizo ser más consciente de cómo yo tampoco había tenido nunca la aprobación de mi padre. Y analizar a Kobe me permitió estudiar desde cerca cómo funcionan los genios jóvenes.

—La figura más trascenden­te en la NBA de esta generación es LeBron James. —Es muy grande. Y es lo que yo llamo el deportista ciudadano. Es realmente impresiona­nte cómo se ha comportado siempre durante toda su carrera. —¿Deja voluntaria­mente muchas cosas fuera de sus libros? —Algunas, sí. A veces es para evitar complicaci­ones legales. Otras, porque no quiero que lo que publico impacte demasiado a las familias de los jugadores. —Ahora escribe sobre Magic Johnson, ¿y después? —Después de Magic, se acabó. Son libros que requieren un proceso muy duro. No es fácil contar la vida de estos jugadores tan gigantesco­s, armonizar tantas voces. Me gusta mucho, pero este será el último.

Icono “Jordan siempre me decía que el ‘timing’ lo era todo”

Secretos “Intento que lo que publico no impacte a las familias”

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Lazenby con Kobe y Vanessa Bryant tras el triunfo en la final de 2000.

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