Las dos caras de Italia: Cristiano y la Serie B
La segunda y la tercera italiana rozan el desastre
Es otro gran sábado, para la Serie A. Esta tarde se estrenará ante sus tifosi Cristiano Ronaldo, el ‘fichaje del siglo’, el que le ha dado al Calcio la ilusión de haber vuelto a sus mejores años. En Turín el exmadridista se enfrentará al Lazio volviendo a jugar en el campo donde, hace 144 días, le ovacionaron por aquella chilena en los cuartos de final de la Champions. Poco después habrá otro esperado estreno: el de Ancelotti en el San Paolo. Enfrente, el también extécnico madridista tendrá a su querido Milán, que empieza allí su temporada (la semana pasada se aplazó su partido ante el Genoa).
Grandes nombres, partidazos y una expectación enorme: al parecer, el fútbol italiano ha resucitado tras haberse perdido el último Mundial, ¿no? Pues no es exactamente así: si bajamos a Serie B y Serie C, describir la situación con la palabra “desastre” no sería excesivo. Desde la temporada 2002-03 han quebrado más de 150 clubes: gigantes como Fiorentina y Nápoles, por ejemplo, y las últimas víctimas fueron Cesena, Bari y Avellino, que no podrán participar en la Serie B. Seis equipos pelearon para sustituirles (Novara, Catania, Siena, Ternana, Pro Vercelli y Virtus Entella): entre juicios y recursos, se llegó a mitades de agosto sin certezas y entonces la Lega Serie B cogió el toro por los cuernos: decidióno reemplazar a los equipos quebrados. El comisario extraordinario de la Federación, Fabbricini, apoyó la decisión y el pasado 13 de agosto se sorteó el calendario de la Liga con 19 conjuntos: cada semana descansará uno. Obviamente, los clubes excluidos de la repesca no abandonaron su batalla legal y el próximo 7 de septiembre el Comité Olímpico se pronunciará sobre los últimos y decisivos recursos. La sentencia llegará después de dos semanas del arranque del campeonato, que empezó ayer: el riesgo es una modificación de formato cuando la pelota ya echó a rodar.
Mientras Cristiano encandila en la Serie A, las otras categorías ni saben cuáles y cuántos clubes participarán en sus competiciones. Paradojas de un fútbol italiano que aún tiene mucho camino por hacer.