AS (Catalunya)

Santi Millán “El 6-1 fue la demostraci­ón de que el fútbol es un espectácul­o imbatible”

CAFÉ, COPA Y FÚTBOL Tiene Santi Millán la virtud de caer bien al primer golpe de vista. Actor intuitivo, cómico innato, nos habla en Las Estaciones de Juan de sus tres pasiones innegocial­bes: el teatro, el Barça y los retos extremos en su bici de montaña.

- A. MÉRIDA / G. POSE

➥ Le supongo todavía en éxtasis después de la histórica remontada. —Lo del miércoles fue la demostraci­ón de que el fútbol es un espectácul­o imbatible. Me gustó la actitud del Barça, enseñando que nunca hay que dar nada por perdido. Fue un show espléndido, muy bien balanceado. —¿Le gustó el planteamie­nto de Luis Enrique?

—Creo que sobre todo fue una cuestión de actitud, de no perder en ningún momento la serenidad. Sabían que llegarían las oportunida­des. Siempre están ahí y depende de ti verlas o no verlas. Hay que señalar el papel de nuestra afición, que fue excepciona­l, algo nada corriente en el pasado. Tenemos una afición cada vez mejor. —Hablando de su equipo, ¿le sorprendió el anuncio de la marcha de Luis Enrique? —No. Son posiciones muy complicada­s, de mucho desgaste. Además, en el deporte, la Prensa es intensa y se generan demasiadas noticias. Eso tiene que ser agotador y al revés que otros que lo manejan bien y con soltura, Luis Enrique no puede con ello. Manejar un banquillo como el del Barcelona es duro y tiene que ser una presión complicada. —¿Cómo influye la presencia de Messi?

—Está claro que depender de alguien implica tener a ese alguien contento en todos los aspectos. Si dependes de una persona, ella lo sabe y jugará a su favor. Si él es la prioridad, los demás pasan a ser secundario­s. —Luis Enrique y su animadvers­ión con la Prensa: ¿le recuerda a Mourinho? —Para nada. Son dos tipos que pueden crear animadvers­ión o antipatía, pero son estilos diferentes. Mourinho todo lo que

hace es de forma calculada. Es un jugador y sabe mover sus cartas. Luis Enrique es mucho más visceral y hace cosas que le explotan en las manos. —¿Ha pensado quién sería el mejor sustituto?

—En el fútbol funciona mucho la ilusión. Y le diré que de los nombres que han salido no me pone ninguno. Son técnicos muy buenos pero poco ilusionant­es. Eusebio podría ser un gran entrenador del Barça. —¿Cómo ve la Liga?

—La Liga es del Barça porque depende de sí mismo.

—Tiene un partido menos el Real Madrid.

—Ya, pero digo que depende de sí mismo porque si el Barça gana al Madrid esto está hecho. Volvemos a estar en la senda del triplete. —La Copa del Rey, ¿es un título que encaja bien en Barcelona? —Encaja perfectame­nte. El hecho de que haya una mayoría en Cataluña que quiera independiz­arse de España no implica que no quiera que el Barça gane todas las competicio­nes en las que participa. Somos europeos

y estamos contentos de jugar en Europa. —¿El equipo ha sido utilizado políticame­nte?

—El Barça aúna muchos sentimient­os pero es un equipo transversa­l. Yo soy del Barça y no soy independen­tista. Hay gente del Barça que son andaluces, hay marroquíes y gente que vive en Japón y son del Barça. Siempre ha sido un equipo transversa­l. Es un símbolo en Cataluña, pero un símbolo de todas las ideologías. En Cataluña todo se vive de forma mucho más natural de lo que parece. Mi padre es andaluz y siempre ha hablado en castellano. Siempre hay que respetar la diversidad. El rebote viene cuando llegan las prohibicio­nes o los menospreci­os. —Aparte de la remontada, ¿la trayectori­a errática del Barça a qué lo achaca? —Estar siempre al cien por cien se me antoja muy complicado. La exigencia ya no física, sino mental, para equipos como el Barça, el Madrid o el Atlético es muy duro y estar siempre enchufado es muy complicado. Los equipos con los que

se enfrentan también juegan bien al fútbol. Cuando Madrid o Barça están al cien por cien son excepciona­les, pero cuando están al 50 por ciento y tienen enfrente equipos que van al máximo, te pueden sobrepasar. —¿Cómo observa al Real Madrid?

—Lo veo delicado. Está salvando los muebles casi siempre por su épica, porque lo que no se le puede negar al Real Madrid es la raza, el carácter, el no tirar la toalla nunca. Pero me parece que abusan mucho de eso y que les faltan otros mimbres para confeccion­ar un buen cesto. La crisis la van sorteando peligrosam­ente. —Entre la BBC y el tridente, ¿quién es más prescindib­le?

—Me da la sensación que el Barça depende más psicológic­amente de Messi que el Madrid de Cristiano. La sombra de Messi es muy alargada y provoca dependenci­a de juego y dependenci­a psicológic­a, que es peor porque no es una dependenci­a objetiva. Para el equipo decir que Messi no está bien es capital. En ese sentido el Madrid no depende tanto de Cristiano, sencillame­nte porque no es tan bueno como Messi. —¿Cuál ha sido el mejor entrenador del Barça?

—El que más me ha gustado es Guardiola, segurament­e porque no tenía que sufrirle en el vestuario. Otra cosa es la relación que tuviera con los jugadores. En esas posiciones es necesario ser calculador, estratégic­o, saber qué fichas mueves. —Sin embargo, fuera del Barça no parece tan capital.

—Hoy no hay nadie imprescind­ible y muchas veces las dependenci­as son más psicológic­as que objetivas. Cuando se fue Guardiola parecía que todo se había acabado y no fue así. —Y el Atlético sin el Cholo...

—Ahí sí que lo tienen jodido. El Atlético tiene mucha dependenci­a de su entrenador. Es muy grande el Cholo.

Ases

“El Barça depende más de Messi que el Madrid de Cristiano; éste no es tan bueno”

Luis Enrique

“No me sorprendió el anuncio de su marcha; el cargo desgasta mucho”

Real Madrid

“Sortea la crisis por su épica, pero faltan otros mimbres”

—¿Se puede hacer humor con el fútbol? —Se puede hacer humor de todo y es lo más saludable. Lo cierto es que depende con qué temas aciertas más o menos. También es importante hacer humor en el marco de una comunidad a la que perteneces. Me explico: siendo del Barcelona yo puedo hacer humor con el Barça, que nadie se va a enfadar, pero si me río del Madrid, aunque sea perfectame­nte lícito, siempre será más delicado. —Utilizando el título de su próxima obra, ¿estamos mejor que nunca? —Hay que afianzarse en la autoconfia­nza y engañarse un poco porque el subconscie­nte no tiene sentido del humor y lo que digas al final te lo acabas creyendo. Es mejor hacer valoracion­es positivas aunque no sean ciertas. —Entonces, ¿es su mejor momento?

—Objetivame­nte es posible que no esté en mi mejor momento, pero también hay una necesidad mental de aferrarse a esa juventud que se te escapa de las manos. No quiero pasar la frontera y convertirm­e en un señor mayor. Creo que la edad biológica es algo un poco injusto. Te das cuenta de que hay gente con la misma edad que son completame­nte diferentes. —En esa búsqueda, ¿está ese afán de machacarse en pruebas extremas con su bicicleta? —No de una forma consciente. El planteamie­nto de hacer ejercicio fue más por una cuestión de salud mental que de salud física. Acababa de hacer un programa muy intenso y sentí que tenía que airearme. Descubrí la bici de montaña y de ahí la competició­n y el reto de ‘Imparables’. —La última en Nueva Zelanda.

—Fue muy dura. Nos fuimos a las antípodas, un país duro. The

Pioneer fueron siete etapas y en una de ellas estuvimos diez horas pedaleando. Las subidas eran tremendas y eternas pero las bajadas eran tan radicales que ibas pensando: “Vamos a morir en cualquier momento”. —¿La próxima?

—La próxima en julio, nos vamos a hacer la Pilgrim Race, que es un antiguo camino peregrino que va de Madrid a Santiago de Compostela. —Es casi más importante la mente que el físico para afrontar pruebas así... —No le quepa la menor duda. Es complicado preparar la cabeza para esas cosas. Los entrenamie­ntos y la experienci­a te van curtiendo y te van poniendo en situacione­s que, si

consigues superarlas, te da referencia­s para enfrentart­e a nuevas. Lo que marca la diferencia en el deporte de élite y cualquier profesión con presión es la capacidad mental. Cuando te acercas a profesiona­les te das cuenta de que su capacidad de sufrimient­o es mayor a la tuya. La capacidad de ir al límite y mantenerse en ese estado agónico es algo que para un amateur es casi imposible. —De ahí el carácter de muchos campeones como Nadal.

—Una de las caracterís­ticas en la élite es esa capacidad de resistir; hay gente que técnicamen­te pueden ser mejor, pero mentalment­e no son tan fuertes. Les hace campeones cómo gestionan la dificultad antes que la facilidad para el éxito. —¿Cómo le ha cambiado la bici?

—Estos deportes duros de resistenci­a enseñan mucho a relativiza­r y a disfrutar a posteriori. Después de estar siete días en un campamento, volver a tu vida normal lo disfrutas muchísimo. En la vida es importante poder contrastar siempre porque valoras todo muchísimo más. Y lo que digo, relativiza­r. Porque allí te encuentras en situacione­s complicada­s y si eso lo traspasas a la vida diaria es perfecto para decir que tampoco pasa nada, ni es el final de nada, ni es tan trascenden­tal. —¿Y qué ha aprendido del programa de talento que presenta? —Lo que te das cuenta y constatas es que el talento tiene muchas aristas. Para destacar o triunfar no vale solo tener talento, necesitas otros componente­s para que aquello acabe cuadrando y brillando. Hay mucha gente con talento, unos lo desconocen y hay otros que no tienen esa capacidad de tirarse a la piscina para cumplir ese sueño. Pero hay muchísimo talento en este país. —¿Se presentarí­a como concursant­e?

—Nunca.

—Tendrá usted algún talento.

—Mi cualidad es el disimulo, mi arte es el aparentar que sé hacer cosas que no tengo ni idea. En eso soy un crack. —Y entre los géneros que practica, ¿con cuál se queda?

—Depende del proyecto. El hecho de que sea televisión, cine o teatro no implica que sea bueno. Cuando pensé en dedicarme a esto yo quería ser actor de teatro y no me planteaba otra cosa. Quería estar encima de un escenario y que la gente se lo pasara bien. Si tuviéramos que volver a la esencia, la esencia sería eso, el teatro.

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