Quique al cuadrado

Sánchez Flores da vueltas al sistema; Setién, al futuro

Solo cuando el inconformismo se instala, sube el listón de los resultados. Y eso deben constatar esta noche Espanyol y Las Palmas, que deshojan los últimos pétalos de la margarita europea —especialmente los amarillos— bajo el cobijo de unos entrenadores que no solo comparten nombre sino ese inconformismo que hoy en Cornellà precisan sus equipos.

Quique Sánchez Flores pudo haber tenido suficiente con el orden defensivo de los últimos meses, con una media inglesa que le aseguraba la permanencia y seguramente el ‘top-10’, pero en las últimas jornadas está apostando por un planteamiento más alegre, asociativo, vistoso, que contiene riesgos como que en el proceso se difumine la llegada, que sí tenía con un estilo más directo.

Ese libreto combinativo se lo sabe de memoria el otro Quique, Setién, pues así lo había implementado ya en el Lugo, por lo que entró entre los candidatos al banquillo perico en mayo de 2014, y por supuesto desde su llegada a Las Palmas el curso pasado en lugar del experico Paco Herrera. Y a ellos no va a renunciar por mucho que hasta el 5-2 ante Osasuna sumara cinco jornadas sin ganar, o que hoy se quede sin su principal brazo ejecutor, Roque Mesa, al que probablemente reemplazará un zaguero: Lemos.

Lo que perturba al técnico cántabro, y probablemente aún más a su afición, es la renovación: de momento, se ha plantado a una oferta por cinco años de contrato y a ser el entrenador mejor pagado de la historia amarilla.

Dinero y promesas a un lado, la batalla táctica entre los Quique promete. Seguir con el plan combinativo o agruparse es el dilema perico ante un conjunto amarillo que ha ganado profundidad con Jesé y que se ha encerrado toda la semana.