Paciencia contra exigencia
El decepcionante inicio de temporada ha dado paso a la creación de un interesante debate en el seno del españolismo, una vez más dividido entre los llamados “pacientes” y los denominados “exigentes”. Los primeros hacen un ejercicio de fe divina y abogan por estar calmados. Los segundos, también conocidos con el sobrenombre de “cenizos” por el otro colectivo, empiezan a exigir responsabilidades. Está claro que el inicio de Liga no ha sido el anhelado, más bien al contrario: dudosa planificación deportiva, lesiones, jugadores fuera de posición, planteamientos diversos y sobre todo, mucha falta de mentalidad. A pesar de ello, creo que ambos bandos (a servidor ya lo han catalogado como integrante de los “exigentes”) ilustran conceptos que no resultan antagónicos sino más bien complementarios.
Un club como el nuestro que atraviesa una travesía por el desierto desde Glasgow e instalado en los últimos años en el más profundo conformismo y en la falta de exigencia y ambición no puede volver al eterno cuento de las temporadas de transición y de los proyectos a largo plazo y a la justificación de que cualquier resultado debe ampararse dentro de ese amplio abanico que representa el concepto de paciencia. El perico está cansado y no quiere nuevos discursos autocomplacientes, como aquéllos que casi nos llevan al abismo la temporada pasada. Es necesaria cierta dosis de exigencia. En una campaña en la que inviertes cerca de 16 millones en fichajes (la cifra más alta en la historia del club) e inicias de esta forma, es normal que salten las alarmas. Paciencia y confianza sí, obviamente, pero con exigencia.