Equipo de andar por casa
El Bilbao se conecta cada día por videollamadas y los jugadores se ejercitan como si estuvieran en Miribilla
En estos tiempos de confinamiento e incertidumbre, los clubes de la ACB tratan de implantar en casa de los jugadores sesiones de entrenamiento lo más parecidas posibles a las que desarrollaban en sus pabellones. El Bilbao Basket se ha abonado a las nuevas tecnologías para acercarse a ese trabajo grupal que tenía cada día en Miribilla y que tanto añora. A las 11:30 horas todos los jugadores tienen una cita por Skype, el servicio de videollamadas. “Desde media hora antes ya están conectados y hablan entre sí sobre cómo les ha ido el día anterior, sus cosas, las bromas de siempre…”, explica Roberto Molina, Pitu, un preparador físico que domina perfectamente este tipo de plataformas.
El club les facilitó las herramientas para estas sesiones. Recogió en Miribilla bicis estáticas, gomas para la resistencia, escaleras… A Alex Mumbrú le pareció una magnífica idea. Las sesiones, de lunes a viernes, arrancaron nada más suspenderse la actividad colectiva en el pabellón; se programan durante aproximadamente una hora, aunque ayer se alargó hasta los 75 minutos. Al acabar, el preparador físico realiza un informe sobre cómo han reaccionado los chicos y el estado anímico de cada uno. Pitu fue más allá: les pidió que se bajaran la aplicación Go ToMeeting para verse “todos las caras y el trabajo”, aunque a alguno le costó más que a otro, dentro de un grupo tan heterogéneo con con once individuos de ocho nacionalidades. “Una vez que nos conectamos, les pido que quiten el volumen propio y solo me escuchen a mí”, relata Molina. Va dirigiendo unas pautas que les ayuda a salir de la monotonía. “No es como coger un balón y tirar a canasta, pero les ofrecemos estímulos de gestos como entradas al aro, bandejas, bloqueos para el rebote… como si tuvieran un defensor”, añade el preparador físico de los hombres de negro.
Estas tareas son como una válvula de escape. Hay varios jugadores que están solos en casa y reunirse cada día, aunque sea con un artefacto por medio, les ayuda a matar el tiempo. El propio Mumbrú echa mano de alguno de los ejercicios que se proponen. “Más que en forma estoy en línea, que no es lo mismo”, bromea. “Al tener niños, me levanto pronto, con su horario escolar, desayuno con ellos, estudio con el mayor, comemos, veo baloncesto, series, películas... Pero anhelo trabajar en la pista”, relata con añoranza.
Sesiones A las 11:00 charlan y media hora después se ponen a sudar juntos