AS (Aragon)

Víctor Fernández

- JAVIER MARÍN / ZARAGOZA

¿Cuánto cree que habría cambiado el partido si el colegiado hubiera expulsado a Pita a la media hora de juego?

—Ya no se puede hacer absolutame­nte nada. Desde el banquillo me pareció una jugada muy clara y con una decisión con la que quizás salimos muy perjudicad­os. Todo el mundo dice que era una tarjeta roja clarísima: una jugada frontal hacia el área, último hombre, se escapaba y no fue a jugar el balón. Fue una zancadilla clarísima, pero tenemos que vivir con eso. Los árbitros unas veces se equivocan a favor y otras en contra.

—¿Qué valoración hace del encuentro?

—Hacía tiempo que no veía un partido con tantas interrupci­ones. Hubo muchísimos parones, mucha simulación de lesiones, muchos accidentes... y así es difícil pillar ritmo, pero hay que acostumbra­rse a vivir también este tipo de partidos. Respondimo­s en todo bien, menos en lo más importante, que es el haber metido un gol. Creo que fue muy importante la primera fase del encuentro, en la que tuvimos tres ocasiones más o menos claras que podrían haber cambiado la dinámica del juego y el papel que el Lugo estaba interpreta­ndo, con mucha acumulació­n de jugadores por detrás del balón. A medida que fue pasando el partido se hizo mucho más notorio y los últimos quince minutos los jugamos en 25 metros. Así es muy complicado, pero no nos metieron gol, defendimos más o menos bien, presionamo­s, fuimos fieles a nuestro estilo y quisimos ganar desde el primer minuto hasta el último.

—¿Entiende que el árbitro no cortara todas esas interrupci­ones o que no añadiera más?

—Él entendió que sólo se podían jugar cuatro minutos más y la verdad es que también es difícil arbitrar un partido en el que hay tanta simulación de lesiones. Para eso está el juez, que es el que tiene que determinar cómo se resuelven esas situacione­s. Nosotros sólo podemos jugar y ser mejores que el rival. Sólo por insistenci­a, merecimos claramente el triunfo. Nos quedamos con un punto, pero le doy ese lado positivo de cómo lo conseguimo­s. El equipo nunca se rindió y creyó hasta el último segundo. Una pena no haber marcado algún gol porque algunas de las que tuvimos tendrían que haber sido.

—¿Qué le pareció el ambiente de La Romareda?

—Quiero felicitar a la afición porque tuvo un comportami­ento tremendo hasta el final. Todo el mundo se mantuvo en su sitio, dándonos esa energía que por momentos nos podía faltar y aplaudiénd­onos en todo momento. Desgraciad­amente, la pelota no quiso entrar y fue una pena que no les pudiéramos brindar el triunfo. Tampoco tuvimos una gran claridad de juego en el segundo tiempo. Era muy difícil ante un equipo tan cerrado. Hay que insistir y es así la Segunda División. En cada partido hay una gran igualdad, mucho equilibrio, nadie te regala nada, este equipo creo que sólo ha perdido un partido... Así va a ser toda la temporada de complicado.

Hacía tiempo que no veía un partido con tantas interrupci­ones. Así es difícil pillar el ritmo"

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