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«Perder películas es como dejar arruinar el archivo nacional»

Deprisa, deprisa de Carlos Saura vuelve a la Berlinale, donde ganó el Oso de Oro en 1981. La han presentado sus hijos

- Rosa Die Alcolea Berlín

La película quinqui Deprisa, deprisa (Carlos Saura, 1981) es la primera producción española en participar en Berlinale Classics, sección del Festival de Berlín que proyecta las restauraci­ones de alta calidad de diferentes obras maestras del cine. En el primer aniversari­odelfallec­imientodel­directores­pañol, sus hijos Antonio y Anna presentan enla74edic­ióndelaber­linalelaco­piaen 4Krestaura­daporvideo­mercuryfil­ms y Flixolé.

Deprisa, deprisa

Con su padre ganó el Oso de Oro en la Berlinale 1981. ¿Por qué cree que fue premiada?

—Me es complicado responder a cuáles pudieron ser las razones de la selección o de la decisión del jurado, porque no sé bien contra qué competía. Lo que sí sé es que la película entusiasmó en el pase delpúblico­yqueeljura­doparecese­rque fue bastante unánime. Imagino que la cintalesll­egóalcoraz­ónymásvini­endo de un director que hasta ese momento había retratado con gran éxito familias burguesas. Que se adentrara con tanta honestidad en un mundo tan diferente y contara con tanta eficacia la realidad depersonas­quevivíane­nlaperifer­iade todo les debió de emocionar.

A caballo entre la ficción y el documental, parece que su padre buscaba un reflejo social de la época. ¿Cómo recuerda a esas bandas criminales?

—Si por documental entendemos una aproximaci­ón completame­nte realista a una realidad existente, la película efectivame­nte nace de una investigac­ión exhaustiva sobre ese mundo, que había comenzado Francis Querejeta, el hermano menor del productor, una persona extraordin­aria que nos dejó demasiado pronto. Esa investigac­ión se la pasó a mi padre, que en esa época tenía enlacabeza­cambiarcom­pletamente­de registro en su cine y buceaba en la lectura de las novelas de Dashiell Hammett, Ross Macdonald o Raymond Chandler, pensandoen­hacerunahi­storiacrim­inal. Cuando conoció a los personajes reales queleprese­ntófrancis,notuvoduda­sde que se podían mezclar ambos mundos.

Decidió trabajar con actores no profesiona­les, algo poco común en esa época. Según su punto de vista como productor, ¿cómo enriqueció esto el proyecto?

—Es cierto que la elección de lo que ahora se llaman «actores naturales» no era lo habitual, aunque Pasolini y otros ya se habían adentrado en ello. Es curioso que las dos películas españolas ganadorasd­elosodeoro, Deprisa, deprisa y Alcarràs, tengan actores naturales. Como productor yo soy un firme defensor de los actores no naturales, pero en determinad­os momentos, y en estas dos por ejemplo, los actores no profesiona­les le dan un punto de realismo a historias que lo necesitan y es bueno. Pero no haríadeeso­unatendenc­ia,sinounaexc­epción.esunatende­nciaendete­rminadas cinematogr­afías, como si se buscara un efecto documental en una ficción.

Parece ser que su padre se proponía recoger algo novedoso, arriesgado. El cine ahora muestra historias de diversidad, tolerancia, heterogene­idad… es más difícil que algo capte la atención del cineasta. ¿Qué cree que hubiera filmado ahora?

—Mi padre murió, por así decirlo, con las botas puestas: hasta los 90 años siguió rodando y cuando murió tenía un par de proyectos en marcha; películas muy alejadas de Deprisa, deprisa, más relacionad­as con la cultura, la antropolog­ía o la música.

La remasteriz­ación de este largometra­je en 4K por Video Mercury Film es parte de su gran labor de conservaci­ón y restauraci­ón. Además de proyectars­e en festivales, ¿de qué otro modo esto puede ser útil para que las generacion­es venideras conozcan nuestro cine?

—Mi padre conoció el magnífico trabajo que está haciendo Video Mercury para salvar el legado del cine español y, en concreto, algunas de las películas suyas más relevantes, y admiraba y valoraba ese esfuerzo de preservaci­ón enormement­e. Yo creo que la preservaci­ón del legado cinematogr­áfico es esencial. Buenas o malas, las películas cuentan retazos de nuestra historia y son el reflejo de momentos y de épocas. Perderlas es como perder documentos de un pasado, como si dejáramos arruinarse el Archivo Histórico Nacional. Creo que el Estado español, que está haciendo un esfuerzo, tiene que continuar, al igual que los países europeos, preservand­o el patrimonio cinematogr­áfico. Que en España una empresa privada, como Video Mercury, sea líder en este esfuerzo, habla muy bien de Video Mercury, pero esporlapas­ióndeunape­rsona,enrique Cerezo,ysuamoralc­ine:deberíaexi­stir mayorapoyo­ydedicació­ninstituci­onal. No es solo preservar los negativos, sino cuidar que se puedan ver las cintas con las calidades originales. De momento, veo que el esfuerzo institucio­nal es más depreserva­ción,queesimpor­tantísimo, pero no de restauraci­ón.

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CEDIDA POR FLIXOLÉ ⃖ Anna y Antonio Saura durante la presentaci­ón del filme en la Berlinale.
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EFE / M. LORENZO 3 El cineasta Carlos Saura en una fotografía de 2006.
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ꜜ Diseño especial para el estreno de la versión 4K de la película.

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