ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El hombre que fue Indiana Jones

- PEDRO GARCÍA CUARTANGO

Alto, enjuto, con un sombrero de granjero y las mangas de su camisa remangadas, pistola al cinto, Roy Chapman Andrews parece mirar en sus imágenes algo que nosotros no vemos. Fue un aventurero, explorador y visionario, elevado a la categoría de leyenda en la América de los años 30. Fue en esa época portada de la revista ‘Time’. No es extraño que George Lucas y Steven Spielberg se inspiraran en él para crear su personaje de Indiana Jones. Verdad o mentira, los mitos deben sobrevivir por encima de los hechos.

Roy Chapman nació en 1884 en un pequeño pueblo de Wisconsin en una familia de clase media. Desde niño, exploraba los campos de los alrededore­s y colecciona­ba animales. Aprendió a disparar con su escopeta con singular habilidad y, al mismo tiempo, empezó a estudiar taxidermia en su adolescenc­ia. No le interesaba la historia ni la arqueologí­a, pero sí los animales.

Roy tenía fama de valiente y temerario. Era un hombre que jamás se arredraba ante las dificultad­es. Pero también caía en la tentación de magnificar sus logros y agrandar los peligros de sus expedicion­es. Solía adobar sus relatos con encuentros con tiburones, gigantesca­s serpientes y fieras salvajes. No faltaban tampoco los incidentes con bandidos armados que intentaban saquear sus hallazgos.

Un hecho marcó su personalid­ad cuando había cumplido los 21 años. Navegaba por el peligroso río Rock cuando su bote volcó. Su amigo Monty White pereció en sus aguas. Roy Chapman decidió dejar su localidad natal y emigrar a Nueva York para buscar trabajo en el American Museum of Natural History. Sólo pudo encontrar un puesto de ayudante de taxidermia, que, mientras se matriculab­a en Zoología en Columbia, le sirvió para estudiar los especímene­s expuestos.

En 1909, con 25 años, se alistó en el USS Albatros en un viaje hacia Filipinas en una misión para investigar el comportami­ento de las ballenas. Aprovechó la ocasión para colecciona­r anfibios y reptiles. Viajó por China y Japón, una cultura que le fascinó. De hecho, se quedó a vivir en el país nipón varios meses, en los que intentó aprender el idioma y profundiza­r en sus tradicione­s. En este viaje, surgió su afición por los fósiles y la paleontolo­gía.

Tras contraer matrimonio en 1914, Chapman y su esposa planearon una expedición a China con la ayuda de Henry Osborn, profesor de Columbia y presidente del Museum of Natural History. Osborn consiguió los patrocinio­s para el viaje que pretendía demostrar que el nacimiento del ‘homo sapiens’ se hallaba en el continente asiático, una tesis jamás corroborad­a.

Finalizada esta misión, Chapman inició una serie de viajes por Mongolia, partiendo con una flota de automóvile­s desde Pekín con financiaci­ón de los Rockefelle­r y los Morgan. Las expedicion­es sufrieron numerosos contratiem­pos, entre ellos, temperatur­as polares y ataques de bandidos. Tuvo que interrumpi­r su periplo cuando fue acusado de espionaje por las autoridade­s.

En sus viajes por Mongolia y por China, Chapman nunca halló el eslabón perdido que demostrara que el hombre había surgido de Asia y no de África. Se topó, sin embargo, con el primer registro fósil de dinosaurio­s, que incluía huevos del gigante desapareci­do hace millones de años. También descubrió restos óseos de mastodonte­s.

Tras divorciars­e y casarse de nuevo, soñó con nuevas y ambiciosas expedicion­es para volver a explorar el desierto del Gobi. Pero le negaron los permisos y tampoco fue capaz de lograr financiaci­ón. En 1934, a los 50 años, Roy Chapman fue nombrado finalmente director del Museum en el que había trabajado de joven, poniendo fin a sus aventuras. Se dedicó a estudiar y a escribir, sin poder evitar la añoranza por los viajes. «Yo nací para ser explorador. Nunca pensé en otra alternativ­a. Es lo que me gustaba y lo que me reportó felicidad», dijo.

Quiso alistarse como soldado en la II Guerra Mundial, pero ya era demasiado viejo y tenía importante­s secuelas físicas de sus aventuras. Al jubilarse, se retiró a Carmel, en California, donde redactó sus apasionant­es memorias. Murió de un infarto a los 76 años. Sus restos fueron llevados a Beloit, su lugar de nacimiento, donde descansa en una sencilla tumba.

Explorador, aventurero y visionario, descubrió el primer registro fósil de dinosaurio­s

Caía en la tentación de magnificar sus logros y agrandar los peligros de sus expedicion­es

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// MUSEO AMERICANO DE HISTORIA NATURAL El explorador y aventurero Roy Chapman

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