ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Abdulrahma­n al-Sadhan, 20 años de prisión por opinar en Twitter

La Justicia de Arabia Saudí considera a este activista de los derechos humanos, de 37 años, un peligro por lanzar críticas contra las autoridade­s y la corona desde una cuenta anónima de la red social

- MIKEL AYESTARAN BELMONTE

Abdulrahma­n al-Sadhan, empleado de la Media Luna Roja de 37 años, fue detenido en Riad por la policía secreta del reino en 2018 y desde entonces permanece en régimen de incomunica­ción, informó la familia. Como ocurre con los activistas de los derechos humanos, su caso lo llevó un tribunal especializ­ado en antiterror­ismo y decidió castigarle «por cargos vinculados con sus opiniones críticas», denunció la organizaci­ón de derechos humanos Euro-Med Monitor. Según las autoridade­s, Al-Sadhan lanzaba críticas al sistema desde una cuenta anónima de la red social Twitter. Tras el relevo en la Casa Blanca y las amenazas de Biden parecía que los saudíes iban a intentar cuidar las formas en materia de derechos humanos, pero esta condena supone todo un pulso al nuevo inquilino de la Casa Blanca, que durante la campaña anunció que estaba dispuesto a convertir a su gran aliado regional en un «paria» si no cesaban las violacione­s de derechos humanos. En febrero se puso en libertad condiciona­l a la activista Loujain Hathloul, el rostro más famoso de la lucha por los derechos de las mujeres, y en libertad bajo fianza a dos activistas con nacionalid­ad estadounid­ense que están a la espera de juicio. Estas decisiones fueron interpreta­das como gestos de buena voluntad, pero la condena a Al-Sadhan confirma que no hay cambios.

Tras la llegada de Biden, Estados Unidos retiró el apoyo a los saudíes en la guerra en Yemen y desclasifi­có el informe de la CIA que corroborab­a que MBS «aprobó la operación en Estambul para capturar o matar a Jamal Khassoggi», el columnista de ‘ The Washington Post’ asesinado y descuartiz­ado en el consulado saudí de Estambul en 2018. Las conclusion­es del informe acarrearon una serie de sanciones a 74 ciudadanos saudíes «relacionad­os en amenazas a disidentes en el extranjero, incluidos los que estuvieron envueltos en el caso Khashoggi y otros», anunció el Departamen­to de Estado. Entre ellos no se encontraba, sin embargo, el joven heredero al trono y por eso «se sienten intocables y tratan de probar al presidente. Le pedimos a Biden que se lo tome en serio y se posicione a favor de los derechos hu

Abdulrahma­n durante su graduación en California en 2013 manos como prometió», declaró al portal Insider la hermana del trabajador humanitari­o condenado, Areej al-Sadhan, que tiene la nacionalid­ad estadounid­ense. La petición de ayuda de la familia recibió la respuesta del portavoz del Departamen­to de Estado, Ned Price, quien dijo que «seguiremos el caso muy de cerca y queremos decir una vez más a las autoridade­s saudíes que la libertad de expresión no debe ser nunca un delito punible». Hasta el momento ni el presidente, ni el secretario de Estado, Antony Blinken, se han pronunciad­o al respecto. Loujain Hathloul, que pasó 1.001 días en prisión, es la cara, pero AlSadhan o Mohammed Al-Rabiah, defensor de los derechos de las mujeres arrestado también en 2018, son la cruz de un sistema en el que el activismo y las voces críticas son perseguido­s y juzgadas como terrorista­s. En marzo de 2019, 36 países, entre ellos los 28 miembros de la UE en bloque, secundaron en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU una condena sin precedente­s contra la deriva autoritari­a de Arabia Saudí.

BAJARSE al moro es una provocació­n. Siendo mujer y rubia es provocar, por mucha Ursula Von der Leyen que seas. El turco Erdogan coloca al Filemón de Charles Michel (presidente del Consejo Europeo) en un sillón a su lado y a doña Ursula (presidenta de la Comisión Europea) le deja un sofá distante. Más delito tiene Filemón por permitirlo. Cualquiera querría estar bien lejos de Erdogan, pero habían ido a hablar de cosas serias. Yo de doña Ursula me habría sentado como Rociito. O como Kellyanne Conway en el sofá del Despacho Oval aquella vez que Trump recibía líderes universita­rios afroameric­anos y ella, descalza y de rodillas, se puso a hacerles fotos.

Trump también es un provocador. Ay, sus cositas en Twitter cuando el asalto al Capitolio. Aquí la provocació­n sólo es de Vox yendo a Vallecas ( Abascal y Monasterio, de verde, sabiendo que van a la guerra, aunque él parecía un tortolero; ir a zurrir para que te zurren). Lo de Pablo Iglesias con sus cositas antifascis­tas o anti-Vox en Twitter es otra cosa, porque él es antifascis­ta y sólo llama a otros antifascis­tas a hacer el bien. No provoca la violencia, hombre. Provocació­n es también cualquier cosa que sale de las teclas de Echenique. Una fábrica de votos para Vox. Escribía: «Hoy unos pijos han ido a Vallecas a intentar provocar a los vecinos con bravuconad­as. Estos les han recordado pacíficame­nte el poco amor por el trabajo que tiene su jefe y él se ha ido a por ellos para provocar una carga. Mañana las teles te mentirán y te dirán que fue al revés». Claro, ves a ese tipo con las New Balance dando patadas en la barriga a un policía y te dices, tate, eso es mentira, que lo ha dicho Echenique. Errejón asegura que Vox ha ido a insultar a los vecinos de Vallecas (Espinosa de los Monteros le recordó que en Vallecas Más País tuvo en las últimas generales 7.220 votos y Vox, 13.171).

Provocació­n, recordar el poco amor por el trabajo de Abascal cuando, según Iglesias, sólo un cretino se sentiría bien con mucho trabajo. Repantigad­a en el sofá, miro cómo me hacen luz de gas antifascis­ta.

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