ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Augusta espera al nuevo Tiger

El renacido jugador california­no, que no gana el Masters desde hace trece años, es el gran favorito

- MIGUEL ÁNGEL BARBERO ENVIADO ESPECIAL A AUGUSTA

El Masters es un torneo muy especial. Tanto, que a nadie le puede extrañar que se dé como gran favorito a un hombre que hace tres años que no lo juega y lleva trece sin ganarlo. Pero es que Tiger Woods es igual de peculiar que el Augusta National que acoge el primer grande de la temporada. Al antiguo número uno mundial, con 79 títulos del PGA Tour y catorce majors en su haber, le han servido unas pocas vueltas a buen nivel para hacer crecer su moral y la de sus seguidores. «Soy un milagro andante» ha declarado el california­no, que hace apenas un año dudaba de poder volver a caminar. Con un cuerpo maltrecho, castigado por el exceso de entrenamie­nto y catorce pasos por el quirófano, pocos presagiaba­n que pudiera volver a la élite del deporte. Pero lo visto en sus últimas aparicione­s (con un segundo puesto en Valspar y un quinto en el Arnold Palmer) ha hecho saltar la banca.

La implicació­n de Tiger con el torneo es tanta que, al margen de haber acudido previament­e un par de ocasiones a reconocerl­o, es muy probable que dispute el miércoles el tradiciona­l torneo de pares 3 con el que da comienzo oficialmen­te a las festividad­es de la semana con más glamour del golf mundial. «Cada semana me siento mejor… estoy deseando jugar, pues es el mejor torneo del mundo», son algunos de los piropos que ha echado Tiger a su adorado torneo. No en vano, aquí se dio a conocer al gran público y en Magnolia Drive estrenó su colección de salmones, con la primera de las cuatro chaquetas verdes que atesora. La taquilla con su nombre y su plaza en la cena de los campeones son otros de los alicientes que le hacen regresar siempre a esta mágico entorno, incluso en los años en que ha estado lesionado.

Mandan los veteranos

Si ya es curioso que Woods encabece la lista de candidatos, no lo es menos que a su estela aparezcan otros nombres ilustres como los de Phil Mickelson o Bubba Watson. El caso del zurdo de San Diego llama igualmente la atención, pues después de cinco años sin victorias, venció en el reciente Mundial de México y está atravesand­o por una segunda juventud; lo mismo que el también zocato Watson, al que el triunfo en el Mundial Match-Play le ha revitaliza­do de cara a la cita de esta semana. Hay que tener en cuenta que el mítico recorrido de Bobby Jones premia especialme­nte a quienes juegan a izquierdas, por lo que los dos cuentan con una ventaja añadida.

El panel de aspirantes se cierra con un quinteto que nunca defrauda. Todos ellos tienen majors en sus vitrinas y cuentan con la experienci­a necesaria para dar un zarpazo en cualquier momento. Como campeón defensor, Sergio García tendrá el honor de ofrecer la cena inaugural a los campeones y podrá mostrar que estos doce meses le han cambiado para bien en muchos sentidos. Con el poso que le da la experienci­a deportiva y la alegría que le ha proporcion­ado su recién estrenada paternidad, al castellone­nse no le va a quedar otra que disfrutar al máximo por un campo que se ha instalado para siempre en su corazón.

Otro que ganó su primer grande en Georgia es Jordan Spieth. El tejano tiene una relación de amor y odio con este campo, en el que fue capaz de arrasar en 2015 y de tirar el triunfo por la borda un año después; así que ahora, ya con tres grandes en su saldo y en buen estado de forma , hay que tenerle muy en cuenta.

Otros tres hombres lo darían todo por ver cómo García les coloca la chaqueta verde el domingo. Para Dustin Johnson porque supondría quitarse el mal sabor de boca del año pasado, cuando llegó a Augusta como número uno del mundo y se tuvo que retirar antes de empezar por un inoportuno accidente doméstico. Para Rory McIlroy, porque es el único grande que le falta y que tuvo en sus manos, hasta que se le atravesó el hoyo 10 en 2011; y para Justin Thomas, porque después de ser el dominador de la temporada pasada, necesita comenzar esta dando un golpe sobre la mesa.

Solo tresciento­s socios

El domingo saldremos de dudas. El golf no deja de ser un juego y tiene su parte de azar, que se escapa a toda lógica. Eso es lo que fascina a los millones de espectador­es que durante toda esta semana se enganchará­n al milagro verde de Augusta. Es la magia de un club que pese a tener apenas tresciento­s socios, forma parte del imaginario colectivo de los golfistas de todo el planeta.

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Tiger Woods celebra un birdie con su puño derecho
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