ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Cómo viajar a la manera de Carlos de Inglaterra
«Nadie sabe qué diablos es ser el Príncipe de Gales», se lamentaba Carlos de
Inglaterra en noviembre de 2004. Acaso tenga algo de razón, pues no habrá muchos que consigan ponerse en su piel. Sin embargo, gracias a una nueva biografía sobre el primogénito de Isabel II, firmada por el periodista
Tom Bower («Rebel Prince: The Power, Passion and Defiance of Prince Charles»), resulte más sencillo dar con las claves de una personalidad tan singular que, en ocasiones, resulta demasiado excéntrica. Buena muestra de ello es la descripción que Bower realiza sobre la manera de viajar del Heredero al Trono y que ayer recogieron con todo lujo de detalles los medios británicos. Al parecer, al Príncipe de Gales le gusta sentirse literamente en casa cuando pernocta en hogar ajeno. Buena muestra de ello es lo que se llevó a la residencia de un amigo –cuya identidad no ha sido revelada– en el noreste de Inglaterra para pasar un fin de semana: su cama ortopédica junto a sus propias sábanas y mantas, el asiento del inodoro, rollos de papel higiénico Kleenex Premium Comfort, whisky Laphroaig y agua embotellada, así como dos cuadros de las Tierras Altas de Escocia. Además, su propia comida, ecológica. Una mudanza completa para un par de días. No volvieron a invitarle. El libro también cuenta que, como abuelo, Carlos se siente «aislado» frente a la omnipresencia de los padres de la Duquesa de Cambridge en la vida de los pequeños príncipes Jorge y Carlota.