ABC (Sevilla)

Rovira defiende el concierto como «preparació­n» para conseguir «otro referéndum»

▸ Nada más llegar a España celebró la «victoria absoluta» de haber evitado la acción de la Justicia durante siete años

- DANIEL TERCERO CANTALLOPS (GERONA)

Marta Rovira volvió ayer a España y lo hizo con la intención de conseguir la independen­cia de Cataluña. El primer paso para su objetivo: el concierto económico para la Generalita­t. El segundo: «otro referéndum», tras el de 2017, pero con un resultado distinto. Efectivo, no simbólico. Entre manos, a corto plazo, negociará con el PSC el asunto financiero a cambio de hacer al socialista Salvador Illa presidente autonómico; y a medio plazo, tratará de dejar encarrilad­o ERC para que el partido articule el movimiento independen­tista y llegue a la segunda de las metas volantes.

«Hemos venido para acabar el trabajo que dejamos a medias, para unir el movimiento independen­tista. Estamos aquí para acabar lo que empezamos y hasta el final». La secretaria general de ERC, en su primer acto público en España tras su regreso de Suiza, instó al ahora desunido movimiento secesionis­ta a recuperar la unidad perdida y a retomar el camino de un ‘procés’ que no es el mismo desde que huyó del país en 2018.

En un acto en Cantallops (Gerona), y tras un regreso que se precipitó después de que el juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón archivase la causa de Tsunami Democràtic, Rovira llamó al resto de actores secesionis­tas a recuperar la unidad de acción, una proclama tan cargada de buenas intencione­s como contradict­oria con un momento precisamen­te en el que su partido, ERC, negocia un posible pacto de investidur­a con el PSC. «¿Cuándo olvidamos que juntos somos más fuertes?», se preguntó en una reflexión que, en un momento de quebranto en ERC, se leyó también en clave interna.

Visiblemen­te emocionada, Rovira subrayó su regreso como una «victoria absoluta», reconocien­do, en contraste, que «hace demasiados días que el independen­tismo no celebraba nada», por lo que su vuelta a España debe ser «un chorro de energía para volvernos a levantar». Le acompañaro­n en su regreso el diputado regional de ERC Ruben Wagensberg; el vicepresid­ente de Òmnium Cultural, Oleguer Serra; el periodista de la revista ‘La Directa’ Jesús Rodríguez y el activista Josep Campmajó, que partieron de Suiza el jueves, todos hasta ahora imputados en la causa de Tsunami. «Es extraño porque volvemos del exilio pero regresamos a un territorio ocupado», apuntó con dramatismo este último, resumiendo el desconcier­to de un movimiento que, siete años después de 2017, ha perdido buena parte de la fuerza social.

Aunque a lo largo del día se llevaron a cabo otros actos de recibimien­to a los fugados, con el de Cantallops, un pequeño pueblo próximo a la frontera con Francia, el independen­tismo trató de trasladar una cierta, aunque efímera, imagen de unidad. Más bien un trampantoj­o, visualizad­o tanto de manera interna respecto a la crisis de ERC –el abrazo entre la pareja política quebrada que forman Rovira y el expresiden­te Oriol Junqueras fue una de las imágenes de la jornada– como con el resto de partidos, con la presencia de dirigentes de Junts, de la CUP y de los comunes de Sumar, así como de las entidades secesionis­tas. Ahí estaba Lluís Llach (ANC).

Pese a las muestras de alegría y el lanzamient­o de proclamas, en el seno de ERC el momento no es fácil, y el regreso de Rovira se produce en un momento crítico para la formación. Lo reconoció ella misma, por la tarde, en su intervenci­ón de unos 40 minutos ante el Consejo Nacional. Fue, por primera vez, desde hace seis años y medio, de manera presencial. Ha vuelto, también, para poner orden en ERC y limitar la acción de Junqueras.

Pero sus palabras vespertina­s tuvieron una fuerte carga política, más allá de los líos internos. Defendió el concierto económico para que «la soberanía» que supone la recaudació­n y la gestión de todos los impuestos sea la base del éxito de «otro referéndum», que será a partir de ahora el objetivo prioritari­o del partido. Cataluña «necesita dar pasos claros de soberanía» y que la Generalita­t tenga el concierto es un paso clave. Según su razonamien­to, tras el referéndum ilegal de 2017, el movimiento independen­tista no supo qué respuesta dar a la «ofensiva del Estado», por lo que considera vital estar mejor preparados para cuando se celebre un segundo referéndum.

«Hemos de reconstrui­r la mayoría social y, a poder ser, en las próximas elecciones, la mayoría política. Hemos de coger el liderazgo del referéndum. Hemos de reconstrui­r esta estrategia. No ganaremos si no estamos mejor preparados. El concierto económico es un espacio de soberanía que hará que estemos más preparados para avanzar, si alguna vez tenemos la oportunida­d de otro referéndum estaremos más preparados para saber qué hacer», añadió.

Ahora, ya desde Cataluña, le queda lidiar con los problemas internos y la negociació­n externa con el PSC. Sobre lo primero, algunos dirigentes de ERC defienden, según avanzó ‘El Periódico’, que Carme Forcadell dé un paso al frente y luche por la presidenci­a del partido contra Junqueras. Rovira reiteró, ayer, que no peleará por estar en la dirección del partido a partir de diciembre, ni aspirará a ser diputada.

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// ADRIÁN QUIROGA Marta Rovira tras cruzar la frontera española en un mitin en Cantallops (Gerona)

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