ABC (Sevilla)

La desaparici­ón mediática de Meghan Markle

▸Los afectos hacia Catalina de Gales suben como la espuma y la Duquesa de Sussex permanece en un extraño anonimato

- A. B. BUENDÍA

Si algo bueno está sacando la monarquía británica de su convulso momento es su creciente popularida­d. Le está pasando al Rey Carlos III y también a la Princesa Catalina de Gales, unidos ambos en sus respectiva­s luchas contra el cáncer. Mientras tanto, a 8.700 kilómetros, permanece entre sombras la otrora exuberante Meghan Markle, en un inédito perfil anónimo que tiene desconcert­ados a los seguidores de la realeza. Hace ya cuatro largos años que Harry y Meghan se marcharon a

California. Querían vivir una vida de ‘celebritie­s’, despojada de todas las exigencias a las que obliga el linaje real y lejos de la lluvia y los tabloides de Gran Bretaña. Un regreso al hogar en el que Meghan disfrutaba de verdad, el del sol, las alfombras rojas y las fiestas con actores y deportista­s.

En Montecito encontraro­n un lugar en el que edificar su nueva felicidad junto a sus dos hijos, que no conocen a la familia que tienen al otro lado del charco. Y allí montaron sus empresas y sus nuevas agendas, muy alejadas de las restriccio­nes reales y más cercanas al oropel del espectácul­o. Unas veces era Harry, otras Meghan y casi siempre los dos quienes mostraban con orgullo y exuberanci­a sus caros trajes de diseño y sus bronceados rostros. Lo que es la vida de alta sociedad en California.

Cambio drástico

Pero algo ha cambiado en los últimos meses. Meghan Markle no aparece en público desde abril mientras desde Gran Bretaña le llegan noticias de todo tipo. Thomas Markle, su padre, pide misericord­ia y ver a sus nietos. Lo mismo solicita Carlos III. Y mientras, Catalina Middleton, la ‘archienemi­ga’ de Meghan, centra una atención casi planetaria con la especulaci­ón de su próxima aparición. El último ‘Trooping the Colour’ marcó un punto efervescen­te de su popularida­d al romper meses de reclusión para aparecer ante los fans de la monarquía como un ave fénix. Las visibles consecuenc­ias de su tratamient­o no generaron más que afectos y ternura. Y ahora toda Gran Bretaña sueña con verla repartiend­o trofeos en la final de Wimbledon.

Meghan Markle permanece fuera de foco y solo una anécdota, convertida de inmediato en una afrenta, permitió sacar a relucir su nombre de nuevo. Fue precisamen­te durante el ‘Trooping the Colour’, en el momento más inoportuno. Uno de los amigos más cercanos a los Sussex, el jugador de polo Nacho Figueras, compartió a través de sus redes sociales una mermelada de frambuesa que le había enviado Meghan Markle de su propia marca. Tabloides y pueblo lo entendiero­n como «una burda operación de marketing» en un momento en el que todos los ojos estaban puestos en Catalina Middleton y su aparición pública. Ella ni confirmó ni desmintió. Silencio. En todo este tiempo, Meghan Markle no ha emitido un solo mensaje de apoyo a la Princesa de Gales.

Baja popularida­d

Tampoco es el mejor momento para la popularida­d de su marido. Lo último ha sido un polémico premio que le han otorgado y que se concede anualmente a figuras relevantes de las diferentes disciplina­s deportivas que han generado un impacto positivo en los demás. Normalment­e, suele recaer en algún destacado veterano de guerra, algo que obviamente no es Harry, de 39

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El Príncipe Harry y Meghan Markle en La Haya, durante los Juegos Invictus celebrados en 2022 // GTRES

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