La violencia escolar se agrava ante la «inactividad» de los colegios
▸ El Defensor del Pueblo advierte de que los agresores son cada vez más jóvenes
En la memoria anual de la institución Defensor del Pueblo que Ángel Gabilondo llevó ayer al Congreso hay un apartado sobre el que el lenguaje es menos sosegado al que acostumbra el organismo. Y es que aunque constata que el volumen de casos de violencia escolar no ha aumentado, sí se ha agravado y mucho durante el último año la «extrema dureza» de la misma. También se ha acortado la edad de los agresores y la de sus víctimas, reafirma. Los protocolos ‘antibullying’ no funcionan y hay, alerta, cierta pasividad por parte de los colegios, pero también de las administraciones, porque no se ha puesto en marcha ni la figura del coordinador diseñada para la mejor convivencia en los centros educativos.
Gabilondo urge, pues, a renovar esa actuaciones que permitan a los hijos de los ciudadanos desarrollarse en un entorno estable, protector y seguro. El centro educativo «debe permitir la participación, garantizar el respeto y la igualdad, fomentar la comunicación y la resolución pacífica de conflictos», aduce. Pero esto, a su juicio, no se está produciendo y el acoso escolar campa a sus anchas en lugares donde sus profesores confiesan no tener formación suficiente para encararlo. El Defensor del Pueblo ha tramitado de oficio diversas actuaciones por este motivo durante el último año.
La extensa memoria de 2023 critica que hay una «importante limitación educativa» para detener el acoso escolar desde sus inicios, «probablemente relacionada con la dificultad para detectarlo o con la insuficiencia de recursos y habilidades para intervenir con quienes lo llevan a cabo tanto para el profesorado como para las familias». Reparte responsabilidades y añade: «En muchos de estos supuestos resulta reprochable que no se haya detectado de forma temprana, al confundir un episodio de acoso con un hecho aislado».
Para el Defensor del Pueblo, el papel del profesorado «es elemental para conseguir un clima de compañerismo y ambiente positivo en el aula», ya que los docentes suelen ser las primeras personas en tener sospechas de una situación de violencia escolar y «su adecuada intervención puede ser fundamental para lograr una resolución eficaz». Además, agrega, tiene que reforzarse de manera especial para «aquellos menores que se encuentran en contextos de riesgo de vulnerabilidad».
Desprecio hacia la mujer
Uno de los aspectos en los que se fija también es el aumento de agresiones sexuales protagonizadas por menores –un 116% en los últimos cinco años– que ya acreditó la Fiscalía General del Estado. Y se detiene a analizar el incremento de la ciberviolencia para enfatizar que «resulta preocupante que a tempranas edades ya se exterioricen ciertos comportamientos despreciativos hacia la mujer, lo que vuelve a evidenciar déficits educacionales».