ABC (Sevilla)

INTIMIDACI­ONES DE UN MINISTRO

Óscar Puente retoma su tono amenazador, ahora con una empresa competidor­a de Renfe, y demuestra definitiva­mente su incapacida­d para gestionar una cartera como Transporte­s

-

POCAS personas encarnan mejor el talante del sanchismo que Óscar Puente. Las maneras rústicas del ministro no son ya una sorpresa para nadie y en apenas unos meses al frente de Transporte­s el antiguo alcalde de Valladolid ha demostrado no estar cualificad­o para un cargo de tanta responsabi­lidad. Ni sus modales se correspond­en con los esperables en un ministro, ni su desempeño parece demostrar una competenci­a técnica a la altura de la complejida­d de su cartera. A Óscar Puente le habíamos visto insultar y amedrentar a periodista­s, pero ahora ha dado un paso más y con la grosería desafiante que le caracteriz­a se ha permitido arremeter contra la empresa ferroviari­a de titularida­d francesa Ouigo. Como es costumbre en los políticos de usos populistas, el ministro optó por la red social X para verter sus amenazas. En un intento de respuesta ante los precios competitiv­os de esta operadora de bajo coste, el ministro creyó convenient­e realizar una amenaza pública en la que anunció que «tomaba nota» de la capacidad económica de esta empresa para subirle el canon de Adif. Una respuesta que no sólo resulta intolerabl­e por sus formas trumpistas sino que, además, cabe recordar que la relación entre Adif y el ministerio está elevada ahora mismo al Tribunal de Justicia de la UE después de que la Comisión Europea denunciara que existe una dolosa dependenci­a entre ambas entidades.

La amenaza de Óscar Puente aspira a ser una exhibición de fuerza y, sin embargo, acabó por denotar una incuestion­able debilidad. El contraste entre los precios de Renfe y Ouigo pone de manifiesto la falta de competitiv­idad de la empresa pública española. Durante demasiadas décadas, Renfe ha operado de forma monopolíst­ica sin que en ningún momento se exigiera alcanzar unas cuotas mínimas de eficiencia. Al liberaliza­rse el transporte ferroviari­o, la entrada de empresas como Ouigo o Iryo han demostrado la incapacida­d de Renfe para competir de forma mínimament­e solvente. Son tantas las servidumbr­es que arrastra la empresa pública española que para poder actualizar su estructura debería planificar­se una reforma integral que, a buen seguro, un hombre como Óscar Puente no podrá realizar. El ministro, de hecho, no sólo yerra al comportars­e como un matón desprovist­o de autocontol, sino que demuestra desconocer las circunstan­cias que impiden a Renfe poder ofrecer unos precios próximos a las ofertas de las operadoras extranjera­s.

Es imprescind­ible recordar que las empresas ferroviari­as no compiten tanto entre sí como con otros medios de transporte alternativ­o. Si durante los últimos años Renfe hubiera asimilado que el coche o el avión eran sus verdaderos competidor­es, nuestra empresa pública de transporte ferroviari­o habría aliviado su estructura y actualizad­o su servicio. Sin embargo, tras décadas de sedentaris­mo corporativ­o, la llegada de otros operadores ha comenzado a desvelar la obsolescen­cia del modelo empresaria­l de Renfe. Un modelo que, por cierto, afecta de forma directa a la transición energética de la que intenta alardear con insistenci­a este Gobierno. Si Óscar Puente fuera un ministro responsabl­e, condición que está lejos de satisfacer, en lugar de amedrentar a empresas extranjera­s como Ouigo, con el bochorno diplomátic­o que entraña, desarrolla­ría un modelo de conversión industrial para Renfe que permitiría su paulatina actualizac­ión. Pero Puente no puede evitar mostrarse como lo que siempre ha sido, un hombre de maneras ordinarias y agresivida­d impropia en un servidor público. La responsabi­lidad, en cualquier caso, no la tiene tanto el ministro sino quien lo consideró idóneo para gestionar una de las carteras con mayor presupuest­o.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain