Las Atarazanas de Vázquez Consuegra
La contemporaneidad no es una falta de respeto al pasado, es una inexcusable consecuencia del presente
Ala pregunta lanzada este domingo por el director de ABC, Alberto García Reyes, de si « ¿Es legítimo que un edificio gótico de ladrillo mandado construir por Alfonso X hace ocho siglos se transforme por decisión de un autor contemporáneo?» . Desde el Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla respondemos sin ninguna duda, sí. No solo es legítimo, es que es inevitable y necesario para la evolución de las ciudades y sus sociedades. La contemporaneidad no es una falta de respeto al pasado, es una inexcusable consecuencia del presente. Y si la intervención viene de la mano de profesionales cualificados, competentes y solventes, más contundente aún es nuestra respuesta como colectivo.
Este debate se superó hace décadas en la teoría patrimonial, y haríamos bien en superarlo en Sevilla, donde ciertos discursos inmovilistas cuestionan cada tanto a nuestros mejores profesionales. Luego viene el Centre Pompidou a recopilar los mejores trabajos de arquitectos internacionales, y se lleva planos, maquetas y dibujos de Guillermo Vázquez Consuegra, pero en su ciudad, somos capaces de tirar piedras durante años a un proyecto, cayendo en el error de poner al mismo nivel, y dar la misma credibilidad a todas las opiniones, cosa que no tiene ni pies ni cabeza y toca ya poner remedio.
La de Vázquez Consuegra no es solo una indiscutible trayectoria creativa, como indica García Reyes. Es una carrera profesional intachable, con unas intervenciones en el patrimonio cuidadas, medidas, solventes, resueltas con maestría, con la mejor opción técnica, con responsabilidad y con el reconocimiento que aquí no estamos dispuestos a dar, por los motivos que sean, que no son en ningún caso técnicos. Y es que, no olvidemos, Guillermo es Medalla de Oro de la Arquitectura Española en 2016, y Premio Andalucía de Arquitectura 2007 en su primera edición.
El proyecto de Atarazanas cuenta con todas las garantías técnicas y patrimoniales y será un motivo de celebración para Sevilla cuando pueda concluirse con el tiempo, los recursos y el apoyo que merece. La profesión, la arquitectura, ya ha pagado con creces los excesos de otros tiempos. Pasemos página, hablemos con conocimiento, otorguemos el peso de las opiniones a quienes trabajan cada día en cada disciplina, intentando dar lo mejor, confiemos en nuestros arquitectos y arquitectas que asumen una responsabilidad enorme en cada proyecto que firman.
Poner en dudas un proyecto, cuestionar a un profesional, hablar de la falta de honestidad desde el punto de vista artístico porque el aspecto desde las alturas nos genera dudas, no es serio.
No sabemos bien en qué momento empezamos a dar cancha en esta ciudad a estos discursos que pretenden suspender a Sevilla en el tiempo, en uno solo y muy concreto, como si de una foto fija se tratara. Nos quedamos con lo bueno, con la tranquilidad de que nuestras Atarazanas están en las mejores manos. Gracias, Guillermo.