Anabel Alonso: «El amor es pico y pala, va cambiando y exige que te adaptes»
▸ La actriz baracaldesa, que se enfrenta al final de la serie ‘Amar es para siempre’, recuerda su infancia y nos habla de sus sentimientos, de la maternidad y de su carácter
Han sido «nueve años intensos, con grabaciones de muchas horas, casi un modo de vida, compartiendo más tiempo con el equipo que con mi familia», pero Anabel Alonso se despide de su Benigna en ‘ Amar es para siempre’ en un especial en ‘ prime time’ mañana: «Voy a echar de menos las experiencias de esta mujer, porque le pasaba de todo». Ahora solo piensa en estar con su hijo, Igor: «Voy a aprovechar para hacer horas extra con él». La actriz sigue con el teatro, de gira con ‘La Celestina’ hasta su estreno en Madrid, en el Teatro Reina Victoria el 16 de abril: «En esta versión no es la bruja del cuento que nos han pintado, sino una pionera». Hay mucho de Anabel en este personaje icónico: «Como yo, es una mujer vitalista que no se arredra ante nadie. Disfruta de la vida y no depende de ningún hombre. Tiene un gran sentido del humor. En eso nos parecemos. Tiene muchos oficios. Yo también he hecho de todo, incluso de casamentera en programas como ‘ El flechazo’».
En noviembre cumple 60 años, una cifra que la tiene ‘descolocada’: «No sé si es una crisis, pero cambiar de década me impresiona. Claro que la otra opción es peor. Asocio los 60 a la Tarjeta Dorada de los descuentos de tren. Entro en una dimensión desconocida». Pero le reconforta la maternidad, que vive como una nueva etapa vital: «Me ha cambiado mucho y para bien. He aprendido a relativizar mucho y a centrarme en lo importante». Y tiene el amor de su esposa, Heidi, con quien comparte su vida: «Un hijo puede resaltar las diferencias en una pareja, no todo es color de rosa porque hay que estar de acuerdo en muchos detalles y al pie del cañón. Hay cosas que te unen y otras te pueden separar, pero si al final lo superas, el vínculo se refuerza. El amor es pico y pala, va cambiando y exige que te adaptes. Hay gente que lo idealiza, que se enamora del amor y, cuando se pasa la pasión, cambia de pareja. A mí eso de empezar una y otra vez me da mucha pereza».
Anabel confiesa que no es nada detallista: «El Señor no me ha llamado por el sendero del detalle. Me olvido de fechas, no regalo flores, pero me lo perdonan. Tampoco lo echo en cara cuando no tienen detalles conmigo». Y se considera «más realista que soñadora. Me gusta trabajar por sueño que pueda cumplirse, no soy una fantasiosa». En el fondo es un alma nocturna obligada a madrugar: «Si fuera por mí, preferiría no dormir nunca. Pero mi vida se rige por el horario de mi trabajo». Y como espíritu creativo, va por libre: «No soy nada de rutinas, soy incapaz, improviso todo el rato. Escribo cosas en la agenda, hago listas, pero es un gesto de buena voluntad, no las hago nunca. En el fondo es una forma de prepararme para cualquier imprevisto».
Auténtica guerrera
Si le preguntamos qué le da paz, Anabel se queda en blanco: «Uy, me cuesta pensar en algo, se ve que no soy muy relajada. Diría que el deber cumplido o irme a la playa». Sin embargo, no le cuesta decir qué le saca de quicio: «La mentira, el engaño, la gente que no es consecuente». Es muy activa en las redes sociales: «El panorama exige que una deba comprometerse». Y una auténtica guerrera: «No entiendo la necesidad de los ‘ haters’ de contestarme cuando no les he pedido su opinión, pero X, el antiguo Twitter, se ha convertido en una corrala donde la gente echa la basura con insultos».