Conservación de la biodiversidad
▶ Actualmente existe la teoría de aplicar una metodología protectora global a todos los ecosistemas para que todos los agentes inmersos en ellos se vean beneficiados
PATRIMONIO NATURAL
La especie humana, desde que se asentó como tal en la Tierra, ha venido considerando al resto de las especies que cohabitan con ella —plantas, animales— como seres que están bajo su dominio y que puede tratar a su antojo. Aunque esto es una verdad a medias, porque muchos humanos a lo largo de la historia trataron de salvaguardar muchas de esas especies, unas veces por propio interés, otras por puro amor. Actualmente continúan vigentes ambas tendencias pero existe otra, en esta ocasión de corte técnico, que es la de aplicar una metodología protectora global a los distintos ecosistemas para que todos los agentes inmersos en ellos se vean beneficiados. Naturalmente, los sistemas a adoptar para llevarla a cabo deben de emanar de las distintas administraciones gubernamentales o, en último caso, de organizaciones no gubernamentales o de, incluso, asociaciones de particulares. Y también naturalmente ha sido en el siglo XX y en el XXI, cuando más interés se ha puesto en aplicarla.
De esta forma, y en lo que concierne a Europa, se establecieron en 1979 las bases de la llamada Red Natura 2000 mediante un convenio relacionado con la conservación de la vida silvestre y del medio natural europeo conocido por el Convenio de Berna que pretendía fomentar la cooperación de los Estados adheridos para garantizar la conservación de la flora silvestre, la fauna salvaje y sus hábitats naturales con especial atención a las especies migratorias vulnerables amenazadas de extinción. Esta Red ha sido un pilar fundamental del plan de acción emprendido por la UE para detener la pérdida de biodiversidad como factor clave para el desarrollo sostenible y, por otra parte, una red ecológica de espacios protegidos creados al amparo de la Directiva de Aves en la que se definen las Zonas de Especial Protección de Aves (ZEPAS) y la Directiva de Hábitats (1992) relacionada con la conservación de los hábitats naturales y de la fauna salvaje y flora silvestre de la que emanan los Lugares de Importancia Comunitaria (LICS), más tarde designados como Zonas de Especial Conservación (ZECS). Específicamente, en la ZEPA se prohíbe o limita la caza de aves en sus fechas y en sus técnicas, se regula la posible comercialización y se actúa para conservar las condiciones medioambientales requeridas para su descanso, reproducción y alimentación.
En España contamos con aproximadamente 1468 LICS y 658 ZEPAS abarcando una superficie terrestre total de 11.608.239 hectáreas los primeros y de 11.000.000 de hectáreas las segundas, en el bien entendido que las competencias para declarar y gestionar estos espacios mediante instrumentos de planificación corresponden a las comunidades autónomas. De qué forma los declaran y el porqué los declaran son cuestiones que escapan a mi conocimiento, aunque sí tengo datos sobre la designación de 39 ZEPAS en julio de 2014, por lo que nuestro país se erigió en líder, junto a Alemania, en la cobertura de tales espacios. En este caso la designación se la adjudicó SEO/BirdLife en colaboración con la SPEA (Sociedade Portuguesa para o Estudo das Aves) en la identificación de las IBAS marinas (Important Bird Areas), figura nueva propuesta por BirdLife, todo ello basado en el proyecto LIFE+Intermares liderado por la Fundación Biodiversidad y con participación de 10 socios, entre ellos Administraciones, instituciones y ONG.
A la vista de estos datos pocas conclusiones objetivas es posible deducir. Que la idea no es mala, por supuesto, que se debía hacer algo para proteger tanto a los animales como a las plantas con dificultades extremas de supervivencia, también; pero el resultado de la acotación de terrenos como medida de protección podría estar en entredicho si no se ofrecen datos exactos verificados por acreditados científicos y prácticos del ramo. No vale el delimitar terrenos por delimitar, no vale que ocupemos las primeras posiciones de la lista entre las naciones europeas; vale el que se haya conseguido el objetivo propuesto y que todos los actores implicados, entre los que se encuentra obviamente el gremio de cazadores, estén satisfechos de los frutos conseguidos. Al fin y al cabo, estamos jugando con algo que pertenece a nuestro patrimonio natural.
VENTANA AL CAMPO
Arranca el año nuevo, los nuevos proyectos, la esperanza de nueva vida. Comienza enero rebosante de manantiales y de ilusiones. Estamos en el meridiano de la temporada, el campo está blando, el monte está limpio. ¡Da gusto montear en enero!
Se termina la débil montanera y la poca aceituna. La castaña ha corrido la misma suerte. El campo siempre vive en crisis, o por los precios o por las escasas producciones. Ahora comienzan a levantarse los barbechos que servirán de besanas la próxima campaña. Buen mes para podar encinas y quejigos. El mejor para disfrutar de una buena candela en el campo. Voy a lomos de Kamikaze que ya está cuajada en labores de doma y ganado. Salimos al alba a ver las avenas y tremosillas. El frío corta el crecimiento, pero refuerza el enraizado. Salta un bando de patirrojas que rompen la calma en este invierno recién estrenado. Y cumplimos el refrán que reza: la siembra se ve por la mañana… ¡y la novia por la tarde!