Histórico
un sueño. Cada vez somos más», comentaba alegre.
«Estoy contenta, esto es un alivio y ahora a esperar la segunda», decía otra mujer convencida de que ya tiene casi un setenta por ciento de inmunidad. «Ya queda menos para salir de esto, se ve el final del túnel», decía.
A todos les pusieron la primera dosis de AstraZeneca tras informarles de los posibles efectos secundarios (mareos y algo de fiebre) en un pabellón muy bien organizado. Por un lado la puerta para acceder al recinto, la cola acordonada y con espacio para guardar las distancias. A un lado una pantalla donde se informa de la vacunación y de los posibles efectos que puede provocar. En el centro, pequeñas cabinas para vacunar, tarea que llevan a cabo enfermeros auxiliados por estudiantes de Medicina, y luego una zona de
El pabellón deportivo de la Hispalense es ahora centro de vacunación donde enfermeros y estudiantes de Medicina ponen 2.000 vacunas cada día descanso donde los recién inmunizados deben sentarse en una silla y esperar quince minutos por si les da reacción. Y finalmente una puerta de salida.
Efrén Gómez Calero, enfermero responsable de lo pabellones, explicaba que han cogido ritmo, con 2.000 personas al día y que las vacunas se alternan. Lunes, martes, jueves y viernes toca a mayores y miércoles a personal de farmacia. «La gente está agradecida», explicaba, insistiendo en que se está notando que los ciudadanos llegan con miedo y se van aliviados tras esperas que no son demasiado largas. Como mucho media hora.
«Los sanitarios también necesitábamos la vacuna», decía admitiendo que han sentido emoción tras tantos meses de espera. Algo parecido a lo que opinaba Verónica, enfermera, que aseguraba que la mayoría de la gente llegaba con miedo y salía aliviada. Y que también sintió la emoción al vacunar a mayores de cien años. «Me he emo
Emoción entre los sanitarios. «Estamos haciendo historia», decía una enfermera