En la Fundación
ditex y la Fundación Amancio Ortega. En aquel momento España necesitaba con urgencia mascarillas, equipos de protección individual, guantes, gafas de protección, respiradores y camas hospitalarias para unidades de emergencia y la mayoría venían desde China, por lo que desde la empresa de Amancio Ortega –que lleva desde los años 90 trabajando allí– pudieron gestionar esas operaciones, que ascendieron a 63 millones de euros.
Según ha podido saber ABC por una fuente cercana a la Fundación, no fue necesaria ninguna reunión donde determinar que había que comprar material sanitario porque «surgió todo de manera espontánea». «No hubo ni un segundo de duda al respecto, la disposición para ayudar fue inmediata. No hubo ningún titubeo ni necesidad de pensar nada», cuenta.
Los aplausos de aquel 28 de marzo también respondían a las iniciativas solidarias de la Fundación Amancio
Ortega, que hace unos días comenzó su plan para construir siete residencias de ancianos en Galicia. Continúan además con el proyecto que iniciaron en 2017 con un capital de 300 millones de euros: un programa de apoyo al equipamiento de las áreas de oncología de hospitales públicos de toda España para luchar contra el cáncer. «Ahora a todos nos parece completamente natural porque esta pandemia ha puesto sobre la mesa que debemos invertir más en sanidad. Pero hace tres años, cuando él lo hizo porque detectó esa necesidad, nadie lo tenía tan claro», explican desde la Fundación Amancio Ortega, desde donde destacan que, si hay algo en la trayectoria de Ortega, es siempre ese punto de intuición y de tomar decisiones inteligentes en momentos en los que esas iniciativas a lo mejor no parecían tan relevantes: «El tiempo siempre demuestra que sus decisiones eran muy acertadas».
La hija de Marta El confinamiento le ha permitido disfrutar de su nieta Matilda, nacida durante la pandemia
Continúan con las donaciones de aparatos para las plantas de oncología de hospitales públicos