«Doy la cara, la vida es muy bonita para esconderse»
El sanluqueño, siempre alegre, reconoce que debe dar más porque «estoy en uno de los mejores clubes de Europa»
Nolito es un futbolista que casi nunca pierde la sonrisa. Eso no le impide reconocer que puede dar mucho más, pero no se fustiga por ello. Trabaja, mira hacia adelante y ve con optimismo el futuro. El sanluqueño busca tener más minutos con Pablo Machín esta temporada y no renuncia a objetivos ambiciosos. Él no se esconde, encara la vida, y su profesión, con una sonrisa.
—¿Cómo afronta su segunda temporada en el Sevilla?
—Bien, con mucha ilusión, con ganas. A ver qué pasa esta temporada.
—¿Qué conclusiones sacó de la campaña anterior?
—Fue un año raro. Individualmente no cumplí los objetivos que me hubiera gustado y no ha sido de mis mejores campañas. Son cosas que pasan, hay temporadas mejores o peores. Pero yo sigo mi camino, intentando mejorar y aprender en estos dos años de contrato que me quedan.
—Los números, para los minutos que disputó, no parecían malos...
—Sí. A ver, no jugué muchos minutos y quizás no sean malos los números pero vine con una idea que no se cumplió. Pero estoy tranquilo, confío al 150 por ciento en mí, espero que el míster también lo haga y poder dar lo mejor.
—La falta de coontinuidad en el City y la pretemporada pasada con lesiones y llegando tarde pudo pasarle factura.
—Sí, creo que fue un conjunto de esas circunstancias. Yo venía de jugarlo todo en el Celta, en la selección española fui titular en la Eurocopa; de repente fiché por el City, donde jugué pero llegó diciembre y empecé a quedarme hasta cinco meses prácticamente sin jugar. Creo que no había jugado tan poco en mi carrera. Después llegué tarde, me lesioné, Berizzo rotó mucho y yo necesitaba ritmo. Fue una temporada rara, tres entrenadores, pero son cosas que pasan en el fútbol. Hago borrón y cuenta nueva, sigo confiando en mí y estaré disposición del míster e intentaré hacerlo lo mejor posible.
—Es usted un buen encajador, no se arruga ante los golpes de la vida...
—Yo me he llevado muchos golpes, en lo personal y en mi carrera, pero no me quejo, la vida es para ser feliz, soy un privilegiado, me pagan mucha pasta por lo que me gusta e intento disfrutar al máximo. La guinda es que me salieran las cosas como quiero. Hay que ser optimistas, estar alegres, ayudar a tus compañeros. Con los años me tomo la vida de otra manera.
—No conozco a nadie del fútbol que hable mal de usted.
—Eso es bueno, me gusta ser persona antes que futbolista, porque llegará un día que no lo sea y me gusta ser bueno con los míos, llevarme bien con todo el mundo.
—Tampoco se esconde.
—No. En la vida no hay que esconderse, sea la situación que sea. Cuando hay que dar la cara y salen las cosas mal uno lo reconoce, todo el mundo se equivoca y no me gusta esconderme. La vida es muy bonita como para esconderse.
—Disfruta de su profesión.
—Sí. Me gusta mucho mi profesión, tiene momentos complicados, sobre todo cuando se pierde. Y más aquí en Sevilla, que la gente aprieta mucho. Pero ya he dicho que soy un privilegiado porque estoy en uno de los mejores equipos de Europa y cerca de mi casa.
Eso no se paga con dinero.
—¿Qué tal con Pablo Machín?
—Bien, tampoco hemos hablado mucho, llevamos poco tiempo. Ha hecho buena temporada en el Gerona, está capacitado para llevarnos lejos. A ver si entre todos hacemos una buena temporada y disfrutamos.
—¿Alguna vez tuvo que competir tan pronto?
—Sí, quizás antes, cuando estaba en el Benfica empezamos a competir un 22 de julio, si no recuerdo mal. Pero bueno, al final las vacaciones son un mes y ahora toca trabajar y apretarse los machos para este principio de temporada que viene cargadito. —Se hacen cortas las vacaciones... —Uf, sí sí, por los menos para mí. Cuando estoy ya a gusto en Sanlúcar piensas: «quedan diez días para entrenar» y ya estás amargado, piensas «me cago en la...», pero bueno, no nos podemos quejar, es un mes para relajarse y ahora a trabajar.
—Se le vio bien en el amistoso ante el Bournemouth.
—Me encontré bien, mejor de lo que esperaba para los días que llevaba entrenando. Creo que hicimos un buen partido, con cosas que pulir lógicamente, pero poco a poco.
—Empezó por la derecha.
—No es mi mejor perfil pero ya me gustaría a mí jugar 40 partidos esta temporada ahí. Estoy a disposición del míster, me gusta más jugar por la izquierda, pero si el míster me quiere ahí no hay problemas.
—¿Le dio algún consejo a Lenglet tras marcharse al Barcelona?
—A Lenglet le deseamos todo lo mejor después de la Supercopa de España, es muy buena persona y con muy buenas cualidades. Al final pasa siempre, chicos jóvenes y con muy buenas temporadas, pues se los llevan. Pero ahora estamos los que estamos y toca afrontar lo que viene.
—¿Ninguna guasa?
—Para la Supercopa le dije que se quede mejor en el banquillo.
—Será en Tánger...
—No he ido en mi vida, tengo algún amiguete que me ha dicho que vaya más de una vez, y mi mujer también quiere ir de vacaciones pero soy poco de viajar y ella un día de estos me deja. Soy muy de Sanlúcar. Pero iremos a competir con toda la ilusión del mundo y a intentar traernos la Copa para Sevilla.
—¿Es usted de redes sociales? Tienen cosas buenas y malas, ¿no cree? Algunos dicen que está pasado de peso.
—Sí, ahí hay de todo, niños de 10 años hasta personas de 70. No me preocupan las críticas, hay de todo. Yo ignoro todo ese tipo de comentarios, estoy tranquilo y no le hago caso a esas cosas. Alguno de los que se mete conmigo será bético (risas), pero no pasa nada. Cada uno que haga lo que quiera y allá con su conciencia.
—¿Qué espera para esta campaña?
—Una temporada dura, como todas, pero sí me gustaría que las cosas salieran bien, en lo colectivo y en lo individual. Hay que afrontarlo con optimismo y ayudar al equipo y crear buen ambiente para que haya más barbacoas (risas), con hamburguesas vegetarianas de esas de remolacha (risas).