El maquinista se ampara en una «pérdida de consciencia»
El maquinista del tren Alvia que, el 24 de julio de 2013, se estrelló contra la curva de Angrois causando 80 muertes aprovechó ayer su comparecencia en el Congreso de los Diputados para justificar que una «pérdida de consciencia situacional» derivada de la llamada que le hizo el interventor le impidió reducir la velocidad del convoy antes de tomar la curva. Angustiado por la «pérdida de anonimato» que esta comparecencia implica, Francisco Garzón Amo entregó al secretario de la comisión un texto para que éste lo leyera. En él aludía a las causas que, entiende, están detrás del error que esa tarde le hizo entrar en una curva limitada a 80 kilómetros por hora a 190. «Era un accidente anunciado. En la curva se debía pasar de 200 a 80 sin ni siquiera un aviso. Solo la memoria del maquinista. Todo quedaba en sus manos», manifestó. Punto y seguido, el maquinista inve se defendió al afirmar que cuando debía haber empezado a disminuir la velocidad
estaba hablando por teléfono con el interventor. «Es obligatorio responder a esa llamada y no se nos ha formado para atender esas comunicaciones, que son habituales. Fue una llamada fatídica».
En el relato de lo sucedido en los días posteriores al siniestro, Garzón Amo lamentó que «se dijese que conocía muy bien la línea porque que había realizado 59 servicios por ella. ¿Eso quiere decir que ya no hacen falta medidas de seguridad? Una pérdida de consciencia situacional se puede producir en cualquier viaje», se amparó. El maquinista pidió a la Comisión que le permitiera difundir el audio de su conversación con el centro de control de Atocha tras el accidente. Una solicitud que fue rechazada al formar parte de un sumario de un caso todavía abierto. La comparecencia fue suspendida por su presidente durante unos momentos porque el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, trató de reproducirlo pese a la prohibición expresa.