El Supremo de EE.UU. acepta un caso que podría limitar el aborto
Ha decidido considerar la constitucionalidad de una ley restrictiva de Misisipi
El giro conservador que Donald Trump imprimió al Tribunal Supremo durante su presidencia podría tener su primer gran impacto en la vida estadounidense el próximo verano. El alto tribunal decidió ayer considerar la constitucionalidad de una ley restrictiva sobre aborto de Misisipi que tienen la capacidad de abrir la puerta a prohibiciones amplias sobre interrupciones del embarazo. Los jueces escucharán los argumentos de las partes el próximo otoño y se espera que lleguen a una sentencia dentro de algo más de un año, en el verano de 2022.
La legislación estadounidense establece el derecho al aborto desde 1973, cuando el Tribunal Supremo lo estableció con la sentencia ‘Roe v. Wade’, que impide a los estados que establezcan leyes que obstruyan la interrupción del embarazo antes de la ‘viabilidad’ del feto, es decir, cuando se considera que éste puede sobrevivir fuera del cuerpo de la madre.
La ley aprobada en Misisipi, y bloqueada después en tribunales, impide el aborto después de las primeras 15 semanas de gestación, con algunas excepciones como emergencias médicas o “anomalías severas” en el feto. Los intentos de debilitar la legislación sobre aborto se han estrellado en las últimas décadas frente a esta doctrina del Tribunal Supremo. Pero la nueva composición del tribunal podría cambiar las cosas. Trump utilizó la potestad presidencial de nominar a los jueces del Supremo como carta electoral en su ascenso al poder en 2016 y cumplió. Tuvo, además, la oportunidad de nominar a tres magistrados en solo un mandato, una circunstancia poco habitual para cargos que son vitalicios. El expresidente nombró a Neil Gorsuch, Brett Kavanagauh y, contrarreloj por el escaso tiempo que le quedaba, a Amy Corey Barrett, que sustituyó a la jueza Ruth Bader Ginsburg, bastión progresista del tribunal.
Desde la jubilación voluntaria en 2018 del juez progresista Anthony Kennedy, los estados contrarios al aborto han promulgado leyes con la intención de que acabarán en el Supremo para derribar o deteriorar ‘Roe v. Wade’. La última ocasión fue el verano pasado, cuando el tribunal consideró una ley restrictiva de
Luisiana. El voto del juez jefe, John Roberts, un conservador que en ocasiones se alía con el sector progresista, derribó la ley por una votación de 5-4. Tanto Gorsuch como Kavanaugh votaron a favor de su constitucionalidad. Con Barrett, que se ha posicionado con fuerza contra el ‘aborto bajo demanda’, ese equilibrio podría ser ahora diferente. La composición del tribunal es de 6-3 para la mayoría conservadora y aunque Roberts vote con la minoría no sería suficiente.