Los funcionarios de la Generalitat se sublevan contra la inoperancia de Torra
Los sindicatos llaman a la huelga después de años de anestesia social por el «procés»
Más que la sentencia del TC del Estatut de 2010, muchos señalan la manifestación contra los recortes del 15 de junio de 2011 en Barcelona como la espoleta de inicio del «procés». Ese día, miles de «indignados» rodearon el Parlamento catalán, acosando a los diputados y obligando a Artur Mas a acceder al mismo en helicóptero. Un año después, y con el presidente catalán como alumno aventajado de la política de recortes, la escalada independentista desviaba el foco hacia la cuestión «nacional». Un Artur Mas que poco antes había aprobado sus Presupuestos con la ayuda del PP pasaba a abrazar la «estelada» con la fe del converso. Prácticamente ya no se volvió a hablar de recortes: el descontento social quedó tapado por aspiraciones más elevadas, el «procés» como anestesia social.
Siete años después de la manifestación «Rodea el Parlament», el independentismo es como una bandera rota y las consecuencias de los recortes siguen presentes. El gobierno de la Generalitat, entre la retórica vacía del «construir república» y la gestión del día a día, ve como el sector público se le subleva. Los funcionarios catalanes, los únicos en España que no han recuperado la paga extra que se les quitó en 2013 y 2014, han dicho que hasta aquí. Al gobierno de Quim Torra ya no le basta con sacar la «estelada».
Ayer mismo, y pese a los intentos de última hora de desconvocar la protesta, los médicos de la atención primaria –pública y concertada– iniciaron una huelga que se prolongará hasta el viernes. Los médicos catalanes exigen soluciones ante el «deterioro progresivo de la asistencia» que, a su parecer, se ha visto gravemente afectado por la falta de inversiones derivada de los recortes sanitarios. Los facultativos de primaria reclaman, entre otras medidas, más personal para aminorar la sobrecarga de trabajo – hay 920 médicos menos–, reduciendo el número de visitas diarias para poder atender durante un mínimo de doce minutos a cada paciente. Junto a una mejor asistencia exigen recuperar el poder adquisitivo que han perdido con los recortes desde 2010, y que cifran en un 30% de su salario. Ayer miles de batas blancas se manifestaban por el centro de Barcelona al grito de «Menos discursos y más recursos», «Huelga, huelga, primaria ya no traga».
Cansados de excusas
No es la única huelga que deberá afrontar esta semana un Quim Torra que si quiere aprobar los Presupuestos deberá contar con el apoyo de los «comunes», el grupo político que nació precisamente a rebufo de los «indignados» que roderaron el Parlament. Este jueves hay convocado otro paro, en este caso en la enseñanza pública, protesta liderada por tres sindicatos sectoriales que piden restablecer el horario lectivo anterior a los recortes, así como la reducción de ratios de alumnos por profesor en las aulas catalanas.
Profesores y médicos llaman a la huelga cansados de las excusas y recortes de los sucesivos gobiernos independentistas, desencantados por las promesas incumplidas que lo fiaban todo a una «república» social que no llegará. Junto a los paros esta semana de los profesionales de la sanidad y la educación, CC.OO y UGT, sindicatos mayoritarios en la función pública, han convocado huelga parcial de dos horas este jueves, a la que tam-